8 feb 2009

La integración entre programas educativos ambientales y la educación para la gestión de riesgo

La educación ambiental y la educación para la gestión de riesgo nacieron desde posiciones y perspectivas totalmente separadas. Y, aún cuando en la actualidad en muchas instituciones se mantiene esta separación, cada vez un mayor número de autores y organismos lo consideran temas articulados y/o complementarios. Incluso, desde una perspectiva de mayor avanzada, el gran educador colombiano Gustavo Wilches Chaux considera: “que la educación para la gestión del riesgo... constituye una dimensión específica de la educación ambiental y no una “rama” diferente del proceso educativo”.

Esta perspectiva surge del convencimiento de que la verdadera gestión del riesgo es la gestión ambiental integral del territorio. A su vez se considera que la degradación ambiental es un factor importante en el aumento de la vulnerabilidad de las poblaciones. Por el contrario, una gestión ambiental sostenible permitirá mitigar los factores de riesgo a los cuales están expuestos la población. Esta perspectiva transforma a la gestión de riesgo, del manejo de desastres a ser una parte importante de la promoción del desarrollo sostenible.
Asimismo, desde esta nueva manera de percibir, se focaliza al desarrollo sostenible como la capacidad de un territorio de otorgar seguridad integral a sus habitantes Esta capacidad dependerá en gran medida que los procesos de desarrollo no afecten la integridad, la diversidad y la capacidad de autoregulación de los ecosistemas (Wilches, 2008).

Por ello, es necesario establecer programas de gestión ambiental para la sostenibilidad, que incluyan como parte fundamental de ella a la gestión de riesgo. Y así mismo, estos programas deberán contener programas educativos ambientales que permitan a la población identificarse con su territorio y a partir de allí participar en la transformación de los procesos humanos hacia un desarrollo sostenible.

Sobre este marco de ideas, resulta indispensable desarrollar programas de capacitación que permitan formar a la población para la gestión de riesgo desde la gestión de su territorio y con un enfoque de sostenibilidad.


(1) Wilches Chaux, G, 2008. Brújula, bastón y lámpara para trasegar los caminos de la educación ambiental. Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial. Colombia. (Este libro puede obtenerse en línea en formato pdf en la página WEB: www2.minedu.gob.pe/educam/xtras/download.php?link=brujula_baston_y_lampara.pdf )

1 feb 2009

Más sobre la polémica sobre el Día de la Educación Ambiental

Antes que nada, no sé si pude dejar claro en mi texto sobre una supuesto día de la educación ambiental que simplemente no he podido averiguar sí ese hipotético día realmente tiene algún sentido como fecha de conmemoración. Todos somos libres de proponer una fecha para celebrar o conmemorar algo. Si se me ocurre puedo proponer al 6 de junio como "Día Mundial de la Papa Frita". Ahora para que esa fecha tenga sentido más allá de mis deseos, tengo que conseguir que otras personas, instituciones y organismos apoyen esa idea. Entre más grande es el apoyo logrado, más fortaleza tendrá la convocatoria. Por otra parte, para que esta fecha tenga sentido ésta debe tener un propósito claro. Hasta donde he podido averiguar ninguno de estos supuestos se dan para el caso del "Día de la Educación Ambiental" el 26 de enero. Quizás realmente necesitemos un día de la educación ambiental, tu propuesta es interesante: proponer al 22 de octubre como el día de la educación ambiental, o quizás en ese mismo mes el 26 de octubre, fecha de la clausura de la Conferencia Intergubernamental sobre Educación Ambiental, realizada en 1977 en Tbilisi, Unión Soviética.

Una segunda idea a considerar es la de mi consideración de que no hemos logrado mucho en cuarenta años desde que se iniciaron los trabajos de este campo llamado educación ambiental. Realmente a veces me agobia un sentimiento de impotencia y esta no es una posición personal, desde que se iniciaron los informes internacionales en materia ambiental, la situación ha empeorado en casi todos los problemas. Así mismo, los sucesivos informes sobre cambio climático global indican que la situación no sólo no mejora, si no que parece que se aceleran las tendencias negativas.

En un plano más cercano, las noticias ambientales que se transmiten por los distintos foros ambientales son frustrantes, las últimas que me golpearon fueron el informe de la destrucción definitiva de la reserva forestal de Caparo y la situación ocurrida en los parques nacionales el pasado mes de diciembre: En este último caso, la situación parece que fue más intensa en la Gran Sabana, en pleno Parque Nacional Canaima. Allí una horda de “turistas”, “rustiqueros” y otras especies de malandros cubrieron de basura y excrementos los sitios más visitados del parque, abrieron picas con sus vehículos y destruyeron bellezas naturales entre otras lindezas. Estos personajes al ser interpelados por pobladores locales, autoridades y otros visitantes, respondieron de la peor manera posible, insultándoles y “chapeándoles” con sus placas de malandros con licencia para hacer su real gana. Esta situación se repitió en otros parques nacionales.

Hago particular énfasis en este último caso porque, junto con la ola de violencia y muerte que actualmente nos arropa, lo que parece es haberse perdido el respeto por la vida en todas sus formas. Esto es una gran tragedia y un golpe duro para los educadores ambientales que creo que realmente lo que somos es trabajadores de un movimiento por la vida.

Estoy totalmente de acuerdo contigo, con que nos hace falta dejar de decir “que barbaridad” y liderar un movimiento por la vida en nuestro país. Dejar el temor de ser confundidos dentro de la diatriba política coyuntural del momento y hacer del tema ambiental un tema prioritario para todos pobladores, políticos, empresarios, militares, religiosos, a todos los que nos duela nuestro país.

Así mismo coincido contigo en que ese es reto de nuestro grupo, la razón final de su existencia. De otra manera sería solamente un pasatiempo sabroso, pero a la larga sería una acción de gran desidia e indiferencia por nuestra parte y nos convertiríamos en parte del problema.