Antes que nada, no sé si pude dejar claro en mi texto sobre una supuesto día de la educación ambiental que simplemente no he podido averiguar sí ese hipotético día realmente tiene algún sentido como fecha de conmemoración. Todos somos libres de proponer una fecha para celebrar o conmemorar algo. Si se me ocurre puedo proponer al 6 de junio como "Día Mundial de la Papa Frita". Ahora para que esa fecha tenga sentido más allá de mis deseos, tengo que conseguir que otras personas, instituciones y organismos apoyen esa idea. Entre más grande es el apoyo logrado, más fortaleza tendrá la convocatoria. Por otra parte, para que esta fecha tenga sentido ésta debe tener un propósito claro. Hasta donde he podido averiguar ninguno de estos supuestos se dan para el caso del "Día de la Educación Ambiental" el 26 de enero. Quizás realmente necesitemos un día de la educación ambiental, tu propuesta es interesante: proponer al 22 de octubre como el día de la educación ambiental, o quizás en ese mismo mes el 26 de octubre, fecha de la clausura de la Conferencia Intergubernamental sobre Educación Ambiental, realizada en 1977 en Tbilisi, Unión Soviética.
Una segunda idea a considerar es la de mi consideración de que no hemos logrado mucho en cuarenta años desde que se iniciaron los trabajos de este campo llamado educación ambiental. Realmente a veces me agobia un sentimiento de impotencia y esta no es una posición personal, desde que se iniciaron los informes internacionales en materia ambiental, la situación ha empeorado en casi todos los problemas. Así mismo, los sucesivos informes sobre cambio climático global indican que la situación no sólo no mejora, si no que parece que se aceleran las tendencias negativas.
En un plano más cercano, las noticias ambientales que se transmiten por los distintos foros ambientales son frustrantes, las últimas que me golpearon fueron el informe de la destrucción definitiva de la reserva forestal de Caparo y la situación ocurrida en los parques nacionales el pasado mes de diciembre: En este último caso, la situación parece que fue más intensa en la Gran Sabana, en pleno Parque Nacional Canaima. Allí una horda de “turistas”, “rustiqueros” y otras especies de malandros cubrieron de basura y excrementos los sitios más visitados del parque, abrieron picas con sus vehículos y destruyeron bellezas naturales entre otras lindezas. Estos personajes al ser interpelados por pobladores locales, autoridades y otros visitantes, respondieron de la peor manera posible, insultándoles y “chapeándoles” con sus placas de malandros con licencia para hacer su real gana. Esta situación se repitió en otros parques nacionales.
Hago particular énfasis en este último caso porque, junto con la ola de violencia y muerte que actualmente nos arropa, lo que parece es haberse perdido el respeto por la vida en todas sus formas. Esto es una gran tragedia y un golpe duro para los educadores ambientales que creo que realmente lo que somos es trabajadores de un movimiento por la vida.
Estoy totalmente de acuerdo contigo, con que nos hace falta dejar de decir “que barbaridad” y liderar un movimiento por la vida en nuestro país. Dejar el temor de ser confundidos dentro de la diatriba política coyuntural del momento y hacer del tema ambiental un tema prioritario para todos pobladores, políticos, empresarios, militares, religiosos, a todos los que nos duela nuestro país.
Así mismo coincido contigo en que ese es reto de nuestro grupo, la razón final de su existencia. De otra manera sería solamente un pasatiempo sabroso, pero a la larga sería una acción de gran desidia e indiferencia por nuestra parte y nos convertiríamos en parte del problema.
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