26 jun 2012

Discurso de Waek Hamidan representante de las ONG en Río +20




Aquí coloco una traducción libre del discurso de Waek Hamidan, representante de las ONG en Río +20 instando a los líderes allí reunidos a modificar el documento final aprobado.

Por mi parte, tengo la creencia cada vez más intensa que la solución a los problemas de sostenibilidad del mundo no pasan por reuniones "cumbres" de líderes sin voluntad de cambiar nada. El futuro está en manos de los que desean cambiar y está a nuestro alcance y en nuestro entorno.


Discurso de Waek Hamidan 
(abajo los textos originales en inglés)

"Hago esta declaración en nombre de las ONG en el Río +20.

Es una sensación increíble estar en esta sala con todos los líderes del mundo a mí alrededor y sentir todo ese poder que puede dar forma al mundo. Todos conocemos el peligro que tenemos ante nosotros y no es necesario enfatizar su urgencia.  La ciencia es muy clara: Si no cambiamos en los próximos cinco a diez años la forma en que nuestras sociedades funcionan, estaremos amenazando la supervivencia de las generaciones futuras y a todas las demás especies del planeta. A pesar de ello, ustedes, los que están sentados aquí en esta sala tienen el poder de cambiar todo esto. Ustedes tiene la posibilidad de lograr aquí algo que sería el sueño de cada uno de nosotros: tener la oportunidad de ser los salvadores del planeta.

Y sin embargo, están a punto de transformar a Río +20 en un intento fallido, con gobiernos tratando de proteger sus intereses estrechos en vez de inspirar al mundo y devolvernos la fe en la humanidad, como sería necesario. Si ello llega a pasar, sería un gran desperdicio de poder y de oportunidad de liderazgo.

No se puede tener un documento titulado "El futuro que queremos", sin ninguna mención a los límites del planeta,  a puntos de inflexión o a la capacidad de carga de la Tierra. El texto tal como está, ha perdido por completo contacto con la realidad. Hablando claramente, las ONG aquí presentes en Río, de ninguna manera apoyan este documento. Hasta este momento, en un solo día, más de 1.000 organizaciones e individuos han firmado la petición llamada "El futuro que no queremos" que rechaza totalmente el texto actual. Este no refleja en modo alguno nuestra aspiraciones, y por lo tanto exigimos que la frase "con la plena participación de la sociedad civil" sea eliminada del primer párrafo.

Si ustedes aprueban el texto en su forma actual, ustedes dejarán de  garantizar un futuro para las generaciones futuras, incluyendo el de sus propios hijos.

Sólo para mencionar algunos ejemplos de fallas en el documento:

En el tema de tema de obtención recursos para implementar el desarrollo sostenible, vemos países que utilizan la crisis económica como excusa, al mismo tiempo que gastan cientos de miles de millones de dólares subsidiando a la industria de combustibles fósiles, que es la industria más rentable del mundo. La primera acción que ustedes pueden hacer es eliminar los perniciosos subsidios existentes, especialmente los subsidios a los combustibles fósiles, tema que fue elegido como prioritario durante las sesiones de  diálogo con la sociedad civil.

En la sección relativa a los Océanos, ustedes erraron al no dar un mandato claro de, por lo menos, comenzar a negociar un acuerdo de implementación que detenga los abusos al estilo del Viejo Oeste que ocurren en alta mar.

Hay muchos otras fallas en el documento relacionadas con la salud reproductiva de las mujeres, la pérdida de la oportunidad para iniciar nuevos tratados mundiales sobre la participación de la sociedad civil en los informes sobre sostenibilidad, la extraordinaria ausencia cualquier referencia a los conflictos armados, o sobre a la energía nuclear (especialmente a la luz de la catástrofe de Fukushima) y muchos otros.

Pero aún no es demasiado tarde. No creemos que todo esté concluido. Ustedes van a estar aquí por tres días más y aún pueden lograr inspirarnos tanto a nosotros como al mundo. Sería una vergüenza y un derroche haber venido hasta aquí sólo para firmar un documento. Los instamos a crear una nueva voluntad política que nos haga ponernos de pie y aplaudirlos, como nuestros auténticos líderes.

Gracias. "


Video del discurso
Texto en inglés

17 jun 2012

Ambiente y política en la Venezuela actual: Negación, ira y más allá




En los últimos años, en Venezuela se ha producido un proceso de politización progresiva de los temas ambientales en el país.

Cuando hablamos de politizar, queremos decir  que se asume el enfoque ambiental como guía para realizar acciones colectivas dirigidas a mejorar el bienestar humano y la responsabilidad sobre la vida en nuestro planeta.

Este cambio es muy positivo para la sociedad venezolana, ya que los derechos y situaciones ambientales comienzan a ser percibidos como valores importantes para todos sus miembros.Pero, desafortunadamente este proceso tiene su cara oscura.

Los venezolanos nos encontramos en medio de un escenario político demencial, cuyos objetivos no son la gestión política de una nación en democracia, sino la lucha entre concepciones políticas antagónicas que se niegan mutuamente.

En esta situación, toda estrategia para vencer al enemigo es considerada válida. Por ello la política ambiental se convirtió en otra arma para la guerra.

En el medio de esta situación, o quizás como consecuencia de ella, en el último año, los temas ambientales  aparecieron cada vez más frecuentemente en la agenda política y comunicacional del país.

Si hacemos una apretada lista de las situaciones ambientales más destacadas en el último año, es necesario incluir: El derrame petrolero de Guarapiche, la intensificación de la crisis de la Cuenca del Lago de Valencia, el deterioro de la calidad de agua potable en varias ciudades, las graves intervenciones en diversos Parques Nacionales, las obras públicas que deterioran la calidad del ambiente urbano, las fallas en los procesos de recolección de desechos sólidos y las permanentes situaciones de desastres naturales que afectan la vida de muchas poblaciones.

Las respuestas políticas a estos acontecimientos han sido cónsonas con el estado de guerra que vivimos, y, hasta cierto punto, reproducen las fases sicológicas del duelo: Negación, ira, negociación, depresión y aceptación. 
 
Por supuesto, no es posible trasladar de manera directa y exacta este modelo a un proceso político complejo, ni son visibles todas las etapas. A pesar de ello, estas nos pueden ayudar a entender lo que está pasando en las difíciles relaciones entre política y ambiente en el país.

Negación

En esta fase el paciente se niega a aceptar la realidad de su situación.

Esta es la respuesta gubernamental por definición.  Por ello, oficialmente no se produjo impacto ambiental en Guarapiche, el agua de los acueductos en los estados Carabobo y Aragua es totalmente sana, el cambio climático es culpa de otros, etc. Estas afirmaciones se repiten, aún en los casos en que es imposible negar situaciones evidentes.

Pero la negación tiene aristas aún más perversas: La negación de la información, la negación a aplicar la legislación vigente y la negación a ver (o ceguera políticamente inducida)
.
La negación de la información ocurre cuando, las autoridades a distintos niveles de la administración pública, se niegan de manera sistemática a suministrar información sobre cualquier situación ambiental: sean indicadores de calidad de agua, tasas de deforestación,  volúmenes de desechos recogidos o presupuestos asignados.  Esto ocurre aún en los casos que por mandato constitucional o por Ley están obligados a suministrar información a solicitud de comunidades o grupos de interesados.

Este año llegamos a la negación política extrema, cuando por decisión de un tribunal se prohibió que los medios de comunicación social divulguen información sobre la calidad del agua en el país. No se puede informar de lo que oficialmente no existe.

Igualmente, la negación a la aplicación de las leyes queda demostrada por el hecho de que en ninguno de los casos recientes se adelantaron procedimientos judiciales.  Esto, a pesar de que la Ley Penal del Ambiente vigente obliga a las autoridades a ejercer acciones y castigar a los culpables ¿Cómo investigar lo que no ocurrió?

Finalmente, la negación a ver, una especie de ceguera unilateral, se expresa en documentos y declaratorias políticas. En los mismos se hacen críticas, a veces muy justificadas, contra la acción de las corporaciones globales y el  neo-liberalismo económico como causantes del daño ambiental. Pero a la vez, estos mismos documentos encubren el grave estado de deterioro existente en el país, causado en gran medida por instituciones del gobierno nacional.

Por su parte, en el campo de la oposición política del país, la negación ocurre por exclusión o dilución de los temas ambientales en su discurso, y, cuando estos temas aparecen, lo hacen como ideas más o menos difusas, mal pegadas a una oferta imprecisa de progreso.  Desde esta perspectiva,  el ambiente desaparece como elemento fundamental del bienestar humano.

Hemos llegado a un extremo de negación que vemos a toda una sociedad que cree posible seguir su vida “normal” a pesar de las claras señales de que nuestro entorno de deteriora de manera peligrosa y a veces irreversible.

Ira

La ira es la respuesta de rabia y frustración ante una situación dramática que ya no puede negarse. La persona con ira se vuelve agresiva y necesita conseguir culpables de su situación.

Esta es la reacción de muchos dirigentes gubernamentales a toda crítica o información sobre una situación ambiental, y por ello los denunciantes son descalificados, excluidos o criminalizados.

Esta situación genera una respuesta refleja desde los grupos afectados, principalmente ONG, medios de comunicación y universidades. En estas instituciones es frecuente oír a sus integrantes expresar indignación por los efectos de la hostilidad gubernamental, por lo que como una forma de represalia niegan valor o legitimidad a las propuestas y acciones gubernamentales.

Otra manifestación de la ira ocurre cuando algunos políticos de oposición utilizan cada situación o evento ambiental como oportunidad para enfatizar su mensaje sobre la incompetencia del gobierno.

Las consecuencias de la ira es el cierre de toda oportunidad de diálogo y trabajo en común, alejando las posibilidades de conseguir soluciones eficaces, viables y de largo plazo.

Negociación, depresión y aceptación

Las tres etapas siguientes son actualmente menos obvias y se manifiestan de formas menos intensas.

La negociación es el intento de la persona de posponer o retrasar lo inevitable. En este caso la negociación ocurre cuando las autoridades posponen las soluciones efectivas o definitivas a problemas ambientales graves “negociando” con los afectados la promesa de conseguir un remedio a su situación en algún futuro.

Asimismo se negocia sustituyendo las soluciones efectivas y permanentes por falsas soluciones. Por ejemplo, sí la comunidad no tiene suministro continuo de agua, se reparten  toneles y se suministra agua en camiones; sí la comunidad se inunda se promete establecer una mesa de trabajo entre la comunidad y algunas autoridades.

Este permanente “correr la arruga” termina empeorando  la situación de las comunidades afectadas. 

La depresión nace de la convicción de que no hay salida o solución a la situación existente. Es la condición que expresan con mucha frecuencia profesionales que laboran en muchos organismos de gestión ambiental, miembros de ONG e investigadores en universidades, pero también aparece en comunidades que sufren situaciones graves por períodos largos de tiempo.

La persona o comunidad deprimida tiene la sensación de “que esto se jodió”, por lo que no vale la pena intentar buscar soluciones e incluso paraliza todo deseo de buscarlas.

Finalmente,  la aceptación nace de reconocer lo inevitable y de asumir sus consecuencias. Esta etapa, aunque compleja y, a veces muy dolorosa, permite avanzar y eventualmente superar las situaciones penosas.

Entre más rápido podamos como sociedad llegar a esta etapa, más posibilidades tendremos de reconocer y avanzar hacia la solución de nuestros problemas. 

La aceptación de nuestra realidad ambiental será la oportunidad de tomar conciencia de que no podemos seguir viviendo como si el deterioro ambiental no existiera, como si no nos afectara, como si no nos importara, y a seguir dejando nuestro presente y futuro en manos de los que no les importa.

En cambio será la oportunidad  de comenzar a participar, cada uno de nosotros, en la construcción de una gestión ambiental eficaz, responsable, justa y solidaria dirigida a lograr una buena vida para todos los venezolanos.


Todas las imágenes añadidas a este texto son del artista inglés Banksy