19 nov 2015

Sombras sobre París (y la COP21)





Recientemente la gran amiga y muy inteligente periodista Erika Hidalgo me llamó para hacerme una pregunta que me dejó por un momento sin saber que decir:

- Alejandro ¿Tú crees que el ataque terrorista en París puede afectar a la reunión de la COP21 y sus resultados?

Esas preguntas descolocan a cualquiera. Me estaban pidiendo que predijera el futuro. Uno cada día más incierto, donde cada situación que ocurre desafía cualquier escenario que pudo haberse siquiera imaginado.

Frente a la bola rápida que el pitcher me lanzó, intenté una respuesta que sonara más o menos coherente y no del todo estúpida. No sé si lo logré, pero la pregunta me quedó dando vueltas y aquí intentaré ampliar un poco más los balbuceos que me salieron en el momento.

En primer lugar, creo que la reunión se va a dar. A menos que ocurra otra situación similar. Ello por lo cercano al evento, la complejidad de su organización y, en particular por el orgullo del país anfitrión. Los franceses no querrán transmitir el mensaje de que una acción terrorista puede alterar significativamente la vida normal de ese país.

A pesar de ello, es seguro que se impondrán medidas de seguridad extremas. Ellas incluirán fuertes restricciones a las libertades ciudadanas. Eso implica que por la necesidad de garantizar la seguridad a las delegaciones concurrentes, posiblemente no se podrán realizar las manifestaciones  y actos de calle que han sido parte de estos eventos globales. Tal situación empobrecerá la reunión al convertirla en un acto prácticamente cerrado que no tendrá la presión de las organizaciones ciudadanas y de activistas para que se alcancen acuerdos verdaderamente significativos.

Un segundo efecto es comunicacional. Los organizadores del evento han venido adelantando un enorme esfuerzo para convertir a esa reunión en un acto global que supere lo que pudiera ser una mera negociación entre los intereses de los gobiernos del mundo.

En tal sentido, han realizado una extensa y muy profesional campaña para motivar a los medios de comunicación en todo el mundo a enfocar su mirada hacia la importancia de esta reunión.
Pero en este momento, para mucha gente en el mundo, París quedó asociado a crímenes horrendos y acciones policiales muy severas, y no a un evento relacionado con la protección de las condiciones ambientales de nuestro planeta a largo plazo.

Lograr retomar el momento comunicacional en tan poco tiempo será difícil, aunque no necesariamente imposible, pero sin lugar a dudas no podrá librarse de la mancha del terrorismo en sus espaldas.

Pero el efecto que estos actos  pueden tener sobre la COP21 y el futuro de las acciones para frenar el cambio climático, puede ser mucho más poderoso y perverso.

Hasta la fecha,seis países declararon la guerra contra el Califato Islámico, el cual se ha responsabilizado de este y otros ataques terroristas recientes. En este contexto algunos líderes mundiales como el Papa Francisco y analistas políticos han asomado la posibilidad de que estemos a las puertas de una tercera guerra mundial.

Bajo estas condiciones, las naciones involucradas, entre ellas los Estados Unidos, Francia, Alemania y Rusia, dedicarán importantes cantidades de dinero y esfuerzo a las acciones dirigidas a derrotar a este grupo terrorista.

Esta situación impactará intensamente sobre la lucha contra el cambio climático.

Uno de los temas más complejos en los esfuerzos para controlar este fenómeno global está relacionado con el del financiamiento. La pregunta que muchos se hacen cuando se discuten temas como el control de las emisiones de gases de efecto invernadero es: ¿Quién va a pagar la cuenta? Es decir, identificar las fuentes de financiamiento necesarias para impulsar los cambios dirigidos a alcanzar modelos de producción y consumo que no afecten el ambiente global.

La posición de los países menos desarrollados ha sido la que los que generan la mayor proporción de gases de efectos invernadero deben financiar estos proyectos. Es decir países como Estados Unidos, China, y la Unión Europea. Pero ahora algunos de ellos podrán aducir que en las actuales circunstancias su prioridad es derrotar el terrorismo internacional, por lo que sus fondos para proyectos relacionados con el cambio climático quedarán fuertemente mermados.

Muy posiblemente este punto de vista a será apoyado por los ciudadanos de esos países. El terrorismo tiene efectos dramáticos  sobre la opinión pública. Son eventos mediáticos trágicos que movilizan los peores miedos de las personas. Por su parte, el cambio climático, es un fenómeno complejo no muy bien entendido por la mayoría. Asimismo, sus efectos posibles más graves  ocurrirán a  largo plazo, por lo que muchos consideran  que pueden ignorarlo sin afectar sus vidas e intereses.

A esto se une que la búsqueda de soluciones al cambio climático tiene grandes enemigos. Éstos pueden ver en este momento su oportunidad para al menos retrasar el logro de decisiones dirigidas a lograr cambios significativos en la economía y modelos de desarrollo del mundo.

En ese lote se encuentran algunas de las mayores empresas energéticas globales, grandes industrias manufactureras y relacionadas con alimentos. Todas ellas se benefician de los procesos económicos que generan el cambio climático.

A ello se unen gobiernos no democráticos que no apoyan el fortalecimiento de una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones.

Todos ellos ven con preocupación que se siga avanzando hacia sociedades más responsables, austeras, autosustentables, educadas y, por supuesto, más democráticas.

Muchas sombras oscurecen a París. Junto a la barbarie del terrorismo y su estela de muerte y dolor, estará la ominosa nube de los peores intereses contrarios al respeto a la vida en todas sus formas y a lograr sociedades sustentables.

París no es una fiesta. Es el escenario de lucha por nuestro futuro.

8 jul 2015

El ambiente en la Agenda de Desarrollo más allá del 2015






El día de ayer (08/07/2015) la Asociación Sinergia en conjunto con la Plataforma de Redes de Organizaciones de la Sociedad Civil de Venezuela realizó una segunda Consulta Nacional en relación con los Objetivos de Desarrollo luego del 2015.

Estas actividades de consulta forman parte de una campaña internacional (Action2015) dirigida a incorporar activamente a las organizaciones sociales de todo el mundo en la discusión de los nuevos objetivos de desarrollo que sustituirán a los Objetivos del Milenio que estuvieron vigentes desde el 2000 y hasta este año.

Los nuevos objetivos propuestas le dan un peso importante al tema ambiental, no solo con objetivos muy concretos, sino como proceso transversal a todo el resto de los temas presentados en las primeras discusiones. Este es un claro reconocimiento a la importancia de las consideraciones ambientales como factor de desarrollo humano.

En este contexto, los organizadores nos solicitaron a Alejandro Luy y a mi persona desarrollar una primera aproximación a la comprensión de la articulación entre los temas de desarrollo y la gestión del ambiente. Esta idea se convirtió en un documento que permitirá iniciar las discusiones y aportes de muchas organizaciones, instituciones y personas en este importante tema.

Este texto lo coloco a la disposición de los lectores para apoyar la divulgación del mismo y promover la discusión.




EL AMBIENTE EN LA AGENDA DE DESARROLLO MÁS ALLÁ DEL 2015

Alejandro Álvarez Iragorry y Alejandro Luy (*)


La ruta desde el conservacionismo al desarrollo sustentable

A mediados del siglo XX se hicieron evidentes los efectos negativos del desarrollo, tal como este era entendido hasta esa fecha, donde no se valoraban las externalidades negativas sobre la gente y el ambiente. Ello llevó a que en muchos países se establecieran organizaciones ciudadanas que reclamaban y apoyaban la conservación de las especies y áreas naturales amenazadas.

Más adelante, en las últimas décadas del siglo pasado, el avance de las ciencias ambientales llevó a una comprensión más integral de la compleja red de relaciones que conecta todos los procesos que ocurren sobre la tierra. A la vez que se reconoció las profundas relaciones entre los sistemas ambientales, las sociedades humanas, sus sistemas de producción y sus culturas.

Esto ocurrió en simultáneo con el aumento de la evidencia científica de que el desarrollo industrial y tecnológico estaba generando un impacto global que pone en riesgo la capacidad de los sistemas naturales para mantener la vida y generar servicios esenciales. En el extremo de esta situación, el cambio climático global tiene el potencial de afectar, no solo a los sistemas ambientales, sino a la economía y culturas humanas a escala global.

Un manual para vivir en la Tierra 

En los años 80 del pasado siglo se propuso la idea del desarrollo sostenible o sustentable (DS). Este nuevo modelo de desarrollo parte del principio de responsabilidad compartida de mantener las condiciones y atributos existentes en los sistemas naturales de tal manera de lograr la satisfacción de las necesidades humanas actuales y futuras.

El mismo busca articular los procesos sociales, económicos y ambientales de tal manera de avanzar hacia el uso responsable y ético de los recursos y territorios, a la vez que busca lograr la mayor justicia, seguridad y equidad en las relaciones sociales y el logro del avance de las condiciones de vida de la población a través de una economía que garantice la prosperidad y protección de todos los seres humanos.

En este marco, es posible reconocer que existe un vínculo fundamental entre las condiciones ambientales y los derechos humanos. En tal sentido, el derecho a la vida, salud, alimentación, seguridad, trabajo, educación y los derechos de los pueblos indígenas solo pueden ser realizados si las personas son parte de ambientes sanos, seguros y ecológicamente equilibrados.

Por el contrario, es claro que el deterioro ambiental genera situaciones que menoscaban y vulneran esos derechos, afectando principalmente a las personas con menores recursos económicos, mujeres, niños y otros grupos vulnerables, profundizando severamente su situación y dificultando sus posibilidades de mejorar sus condiciones de vida.

Caminando la Agenda de Desarrollo más allá del 2015

Este año finaliza el período de vigencia de la Agenda de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.  En este período se han logrado algunos avances en las diversas áreas planteadas en los mismos, pero a la vez en algunos de estos objetivos no lograron ser alcanzados e incluso se observan graves dificultades en su camino. Uno de los temas preocupantes, es la falta de acuerdos significativos que lleven a disminuir de manera significativa la emisión de gases que causantes del cambio climático global.

Igualmente, dentro de nuestro país se han producido retrocesos en la gestión de recursos naturales tales como la gestión integral del agua y la protección de ecosistemas prioritarios para el país, así como en la estructura institucional necesaria para definir e implementar las políticas ambientales del país.

A pesar de ello, resulta necesario seguir adelante, y en este año se espera finalizar la construcción de una nueva Agenda de Desarrollo Post-2015. En la misma los temas ambientales han sido reforzados, así como resultan transversales a muchos de los otros objetivos propuestos.

Las múltiples redes que conectan ambiente y sociedad

Desde el marco del DS es posible conectar los temas ambientales con el desarrollo social de los pueblos. Ahora bien, el tema ambiental es enormemente amplio y complejo. Por ello, solo se presentarán algunos aspectos que se consideran prioritarios para Venezuela. Así mismo conectaremos los grandes temas ambientales del país con los objetivos propuestos en la nueva Agenda de Desarrollo Post-2015.

1. Agua
El agua como todos sabemos es un elemento esencial para la vida, salud y progreso de toda persona, comunidad y nación. Para lograr una vida sana y productiva debe estar garantizado un suministro de agua en cantidades suficientes, de manera permanente y tener una calidad que garantice la salud de las personas que la utilicen.

En nuestro país, el Ejecutivo considera que ha sobrepasado una de las Metas del Milenio al reportar
que un 95% de la población tiene acceso al agua potable. Este dato no parece ser coherente con el hecho de que una cifra cercana al 40% de los habitantes de Venezuela no recibe agua de forma regular. Adicionalmente, en muchas regiones el agua que se distribuye no tiene las condiciones mínimas de calidad para garantizar la salud de los usuarios de la misma.

Por otra parte, el país tiene deficiencias importantes tanto en la capacidad de recolección y tratamiento de aguas residuales. Por ello son vertidas a ríos, lagos, mares, y otros cuerpos de agua sin ningún tratamiento, contaminando los mismos y promoviendo la propagación de enfermedades derivadas del uso de estas aguas.

Finalmente, para poder garantizar la disponibilidad de agua para todos, es necesario producirla. El agua que llega a cada hogar deriva de la capacidad de los bosques en las cuencas altas de los ríos para almacenar y canalizar estas aguas. A medida que estos sistemas forestales son intervenidos, y muchas veces destruidos, se van mermando los volúmenes y calidad de agua producidos.

Es muy importante ver este panorama de forma integral, es por ello que la nueva Agenda de Desarrollo Post-2015 estipula en su Objetivo 6: Garantizar la disponibilidad de agua y su ordenación sostenible y el saneamiento para todos.

Algunos datos de Interés: Aunque en algunos sectores del Área Metropolitana de Caracas los habitantes pueden tener a su disposición 510 litros por día promedio, en otros sectores de la misma ciudad la dotación de agua no alcanzan los 150 litros por persona por día. El suministro de agua del 80% de la población venezolana se origina en cuencas existentes en 20 Parques Nacionales. Asimismo, el 70% de la electricidad es generado a partir del agua proveniente del  Parque Nacional Canaima.

2. Biodiversidad
Venezuela contiene una muy alta diversidad biológica, por eso es llamado un país megadiverso. Este atributo ha sido la base de la subsistencia de la población a lo largo de su historia. En contraste con esta realidad, la dependencia de la renta petrolera ha llevado a la población a perder la vinculación con la biodiversidad local y hemos puesto en peligro a muchas especies y ecosistemas. Esto ha llevado a su vez a destruir fuentes de empleo, modos de vida, culturas autóctonas y capacidad para generar economías productivas y soberanas.

A pesar de esta situación, la biodiversidad aún tiene un posee un enorme potencial para fortalecer el desarrollo venezolano, siempre y cuando sea utilizada de manera responsable y organizada. En tal sentido, el uso sostenible de especies locales, el turismo sustentable, el manejo ecológico de áreas de cultivo y cría y la creación de ciudades “verdes”, pueden ser fuente de trabajo y prosperidad estable para muchas personas y comunidades actualmente empobrecidas.

Dos objetivos de la nueva Agenda de Desarrollo Post-2015 están relacionados con el tema de la biodiversidad: Objetivo 14. Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible. Objetivo 15. Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, efectuar una ordenación sostenible de los bosques, luchar contra la desertificación, detener y revertir la degradación de las tierras y poner freno a la pérdida de la diversidad biológica.

Algunos datos de Interés: En el Parque Nacional Morrocoy (Edo. Falcón) el turismo proporciona aproximadamente 50% de los empleos de los dos municipios colindantes. A su vez en los PN Sierra Nevada y La Culata (Edo. Mérida) el turismo comunitario mantiene 135 microempresas turísticas familiares con 1.256 beneficiarios directos e indirectos en 28 comunidades.

3. Contaminación
Aunque en Venezuela se ha producido episodios de contaminación a lo largo de toda su historia, esta
ha incrementado de manera grave en los últimos ochenta años producto del mantenimiento de un modelo de desarrollo basado en la  dependencia de la extracción intensiva de recursos naturales, principalmente petróleo, así como el crecimiento expansivo de las zonas urbanas, los modelos agrícolas tecnificados y el mal manejo de sustancias tóxicas de origen industrial.

La consecuencia de la contaminación es el deterioro de la salud de la población y la disminución de
los ecosistemas de ser productivos. Ambos efectos inciden a su vez como factores generadores de pobreza y vulnerabilidad de la población.

El tema de la contaminación ambiental confluye con los temas de salud y es parte constituyente de la nueva Agenda de Desarrollo Post-2015 en su Objetivo 3: Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades.

Algunos datos de Interés: En el Alto Caura (Edo. Bolívar) el 92% de las mujeres presentan niveles de mercurio en sus organismos superiores a los máximos establecido por la OMS. En la cuenca del Lago de Valencia el agua suministrada por el Acueducto Regional del Centro presenta niveles de contaminación fuera de las normas legales del país.

4. Cambio climático
Venezuela es un país vulnerable al cambio climático. Se prevé que este fenómeno puede generar inundaciones de zonas costeras, afectar la producción agrícola y pesquera, disminuir la disponibilidad de agua, promover la expansión de enfermedades transmitidas por vectores y aumentar el riesgo de desastres producto de eventos meteorológicos intensos.


El cambio climático es un fenómeno que ya está afectando al país y su impacto puede ir haciéndose más intenso en las próximos cincuenta a cien años. Aunque el país no es un gran productor de los gases involucrados en el cambio climático, como país productor de combustibles fósiles tiene una responsabilidad global en la búsqueda de soluciones que lleven a su sustitución, a la vez que debe promover un cambio ordenado de la economía de tal manera de hacerla cada vez menos dependiente de la explotación de estos combustibles.

El tema de Cambio Climático se presenta en la nueva Agenda de Desarrollo Post-2015 en su Objetivo 13. Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos.

Algunos datos de Interés: Las predicciones actuales indican que el aumento de la temperatura producto del cambio climático afectará a cultivos como la papa, el café y el maíz y favorecerá a expansión de enfermedades tales como la malaria, el dengue y otras transmitidas por vectores.


El reto ambiental para Venezuela en la Agenda de Desarrollo Post-2015 

Venezuela debe establecer una Agenda propia que le permita superar los obstáculos y desafíos que en este momento dificultan sus posibilidades de avanzar hacia la sustentabilidad. En tal sentido, en este momento es posible plantearse algunas ideas que sirvan para iniciar la necesaria discusión entre todos los actores sociales del país.

Algunas de estas ideas orientadoras son las siguientes:

  • Establecer metas viables que permitan garantizar  un suministro adecuado de agua a la población en términos de volúmenes, continuidad y calidad. 
  • Diseñar e implementar políticas a largo plazo, para asegurar y conservar las cuencas productoras de agua en todo el país.
  • Revalorizar, proteger la diversidad biológica del país a través de procesos de planificación, ordenamiento y uso sostenible de los ecosistemas y las especies que ellos contienen.
  • niciar un programa nacional dirigido a inventariar y controlar las fuentes de contaminación ambiental.
  • Iniciar una política de Estado integral, participativa e inclusiva para enfrentar los retos del cambio climático, estableciendo programas de mitigación y adaptación que sean adecuados continuos y ajustables.
  • Promover la educación, información y participación de la población de tal manera de garantizar su incorporación a la toma de decisiones y contraloría con respecto a todos los aspectos que le competan en la gestión ambiental.
  • Establecer plataformas y medios que permitan el diálogo, la integración y la participación social en la búsqueda de acuerdos, alianzas y compromisos amplios con respecto a la gestión ambiental.


Finalmente será necesario tomar conciencia de que, tal como lo demostró el Ing. Arnoldo José Gabaldón, primer ministro del ambiente de Venezuela, el desarrollo sustentable solo es posible en democracia.





 (*)  Alejandro Álvarez, Director de Ecojuegos, Coordinador de la Red FOVEA, miembro del Comité Coordinador de la Red Ara 2010-2014, Animador Nacional de la CEC-IUCN; // Alejandro Luy,Gerente general de Fundación Tierra Viva, miembro del Comité Coordinador de la Red Ara 2009-2014

22 jun 2015

La educación en la Encíclica "Alabado sea"




El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar. Papa Francisco.



Recientemente la Santa Sede presentó una nueva Encíclica papal llamada "Laudato Si" (Alabado sea)  subtitulada "Sobre el cuidado de la casa común" en la cual se presenta el nuevo pensamiento de la Iglesia Católica con respecto a los temas ambientales.

Este texto representa un hito significativo y un apoyo importante en el avance de los procesos de conservación ambiental en el mundo, estancados recientemente por las sucesivas crisis económicas que han hecho que muchos países de manera explícita o embozada estén retrocediendo en los avances logrados desde la década de los ochenta del siglo pasado.

Un elemento que creo importante en el documento, es que el mismo presenta un enfoque más allá de lo científico de la destrucción ambiental, y la coloca en un plano moral y espiritual, por lo que es un deber y obligación  de todos los ciudadanos del mundo a participar en la construcción de un mundo más sostenible y solidario.

Asimismo, me resultó atractivo que estuviese escrito de tal manera que es posible subscribir sus ideas aún si no se comparte su enfoque religioso y desde el ámbito de muchas ideologías. Eso permite que sea un documento para unir y para articularnos en una acción común por "nuestra casa común" y el futuro de la humanidad.

En esta Encíclica aparece de manera relevante el tema de la educación. Sus ideas, que comparto en gran medida, son pertinentes, claras y necesarias. Por ello me parece importante compartir esta parte del texto y ayudar a su difusión, discusión y trabajo entre los educadores ambientales tanto en Venezuela como en otras partes del mundo.



II. Educación para la alianza entre la humanidad y el ambiente (Páginas 159 – 164 del texto original) 

Para leer el texto completo de la Encíclica marque aquí


209. La conciencia de la gravedad de la crisis cultural y ecológica necesita traducirse en nuevos hábitos. Muchos saben que el progreso actual y la mera sumatoria de objetos o placeres no bastan para darle sentido y gozo al corazón humano, pero no se sienten capaces de renunciar a lo que el mercado les ofrece. En los países que deberían producir los mayores cambios de hábitos de consumo, los jóvenes tienen una nueva sensibilidad ecológica y un espíritu generoso, y algunos de ellos luchan admirablemente por la defensa del ambiente, pero han crecido en un contexto de altísimo consumo y bienestar que vuelve difícil el desarrollo de otros hábitos. Por eso estamos ante un desafío educativo.


210. La educación ambiental ha ido ampliando sus objetivos. Si al comienzo estaba muy centrada en la información científica y en la concientización y prevención de riesgos ambientales, ahora tiende a incluir una crítica de los « mitos » de la modernidad basados en la razón instrumental (individualismo, progreso indefinido, competencia, consumismo, mercado sin reglas) y también a recuperar los distintos niveles del equilibrio ecológico: el interno con uno mismo, el solidario con los demás, el natural con todos los seres vivos, el espiritual con Dios. La educación ambiental debería disponernos a dar ese salto hacia el Misterio, desde donde una ética ecológica adquiere su sentido más hondo. Por otra parte, hay educadores capaces de replantear los itinerarios pedagógicos de una ética ecológica, de manera que ayuden efectivamente a crecer en la solidaridad, la responsabilidad y el cuidado basado en la compasión.


211. Sin embargo, esta educación, llamada a crear una « ciudadanía ecológica », a veces se limita a informar y no logra desarrollar hábitos. La existencia de leyes y normas no es suficiente a largo plazo para limitar los malos comportamientos, aun cuando exista un control efectivo. Para que la norma jurídica produzca efectos importantes y duraderos, es necesario que la mayor parte de los miembros de la sociedad la haya aceptado a partir de motivaciones adecuadas, y que reaccione desde una transformación personal. Sólo a partir del cultivo de sólidas virtudes es posible la donación de sí en un compromiso ecológico. Si una persona, aunque la propia economía le permita consumir y gastar más, habitualmente se abriga un poco en lugar de encender la calefacción, se supone que ha incorporado convicciones y sentimientos favorables al cuidado del ambiente. Es muy noble asumir el deber de cuidar la creación con pequeñas acciones cotidianas, y es maravilloso que la educación sea capaz de motivarlas hasta conformar un estilo de vida. La educación en la responsabilidad ambiental puede alentar diversos comportamientos que tienen una incidencia directa e importante en el cuidado del ambiente, como evitar el uso de material plástico y de papel, reducir el consumo de agua, separar los residuos, cocinar sólo lo que razonablemente se podrá comer, tratar con cuidado a los demás seres vivos, utilizar transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas, plantar árboles, apagar las luces innecesarias. Todo esto es parte de una generosa y digna creatividad, que muestra lo mejor del ser humano. El hecho de reutilizar algo en lugar de desecharlo rápidamente, a partir de profundas motivaciones, puede ser un acto de amor que exprese nuestra propia dignidad.


212. No hay que pensar que esos esfuerzos no van a cambiar el mundo. Esas acciones derraman un bien en la sociedad que siempre produce frutos más allá de lo que se pueda constatar, porque provocan en el seno de esta tierra un bien que siempre tiende a difundirse, a veces invisiblemente. Además, el desarrollo de estos comportamientos nos devuelve el sentimiento de la propia dignidad, nos lleva a una mayor profundidad vital, nos permite experimentar que vale la pena pasar por este mundo.


213. Los ámbitos educativos son diversos: la escuela, la familia, los medios de comunicación, la catequesis, etc. Una buena educación escolar en la temprana edad coloca semillas que pueden producir efectos a lo largo de toda una vida. Pero quiero destacar la importancia central de la familia, porque « es el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida de manera adecuada contra los múltiples ataques a que está expuesta, y puede desarrollarse según las exigencias de un auténtico crecimiento humano. Contra la llamada cultura de la muerte, la familia constituye la sede de la cultura de la vida » (1).  En la familia se cultivan los primeros hábitos de amor y cuidado de la vida, como por ejemplo el uso correcto de las cosas, el orden y la limpieza, el respeto al ecosistema local y la protección de todos los seres creados. La familia es el lugar de la formación integral, donde se desenvuelven los distintos aspectos, íntimamente relacionados entre sí, de la maduración personal. En la familia se aprende a pedir permiso sin avasallar, a decir « gracias » como expresión de una sentida valoración de las cosas que recibimos, a dominar la agresividad o la voracidad, y a pedir perdón cuando hacemos algún daño. Estos pequeños gestos de sincera cortesía ayudan a construir una cultura de la vida compartida y del respeto a lo que nos rodea.


214. A la política y a las diversas asociaciones les compete un esfuerzo de concientización de la población. También a la Iglesia. Todas las comunidades cristianas tienen un rol importante que cumplir en esta educación. Espero también que en nuestros seminarios y casas religiosas de formación se eduque para una austeridad responsable, para la contemplación agradecida del mundo, para el cuidado de la fragilidad de los pobres y del ambiente. Dado que es mucho lo que está en juego, así como se necesitan instituciones dotadas de poder para sancionar los ataques al medio ambiente, también necesitamos controlarnos y educarnos unos a otros.


215. En este contexto, « no debe descuidarse la relación que hay entre una adecuada educación estética y la preservación de un ambiente sano ». (2) Prestar atención a la belleza y amarla nos ayuda a salir del pragmatismo utilitarista. Cuando alguien no aprende a detenerse para percibir y valorar lo bello, no es extraño que todo se convierta para él en objeto de uso y abuso inescrupuloso. Al mismo tiempo, si se quiere conseguir cambios profundos, hay que tener presente que los paradigmas de pensamiento realmente influyen en los comportamientos. La educación será ineficaz y sus esfuerzos serán estériles si no procura también difundir un nuevo paradigma acerca del ser humano, la vida, la sociedad y la relación con la naturaleza. De otro modo, seguirá avanzando el paradigma consumista que se transmite por los medios de comunicación y a través de los eficaces engranajes del mercado


Muchísimas gracias Papa Francisco





Nota: Reinserté los pies de páginas presentes en el texto original de tal manera que no se perdieran al extraer esta sección del documento completo.

(1) 149 Juan Pablo II , Carta enc. Centesimus annus (1 mayo 1991), 39: AAS 83 (1991), 842.
(2) 150 Id., Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1990, 14: AAS 82 (1990), 155




5 jun 2015

Agenda urgente para las ONG Ambientalistas de Venezuela: O correr o encaramarse






Ciudadano: Habitante de… (los) Estados modernos como sujeto de derechos políticos y que interviene, ejercitándolos, en el gobierno del país  (Diccionario de la Real Academia Española)


Una de las razones para celebrar el “Día Mundial del Ambiente" es que sirva  como momento para la reflexión sobre la labor realizada y proponer nuevas estrategias para ser más eficientes en el logro del propósito de avanzar en un camino de sustentabilidad.

Tal idea viene al caso porque, en mi opinión, el movimiento ambientalista (1) en Venezuela está en una situación muy delicada, por decir lo menos. Condición que lo obliga a repensarse y establecer nuevas estrategias si realmente desea tener incidencia sobre la gestión ambiental en el país.

Tal percepción de deterioro no es un invento mío, ni es nuevo.

En los últimos años he oído varios testimonios y denuncias sobre el desconocimiento y la descalificación del trabajo de las  organizaciones ambientalistas por parte de sectores del gobierno; graves y crecientes limitaciones económicas; restricciones crecientes tanto legales como por la arbitrariedad de funcionarios públicos;  discriminación y exclusión por parte de los organismos del gobierno, así como en algunos casos amenazas directas a organizaciones o sus integrantes.

Ello ha llevado a buena parte de las mismas a restringir actividades, contraer sus ámbitos de acción y en algunos casos a desaparecer. Pero también otras han seguido un camino de autocensura  y del camuflaje. en un intento, a veces vano, de pasar desapercibidos y seguir realizando su trabajo sin demasiada interferencia. El lema parece ser sobrevivir a cualquier precio.

Pero no es posible achacar todo el problema a la situación política, económica y social de la Nación. El clima de polarización y confrontación política crea bandos en apariencia, irreconciliables y mutuamente excluyentes. Por ello es muy fácil echar a otros la culpa de todos los problemas existentes (sobre todo si en muchas ocasiones puede ser verdad)

No es un asunto de distribuir culpas, sino de ser auto-críticos

Algunos de los juicios que voy a emitir pueden parecer negativos e incluso destructivos, pero lo hago no desde la idea de tirar piedras desde el exterior, sino como ejercicio de autocrítica. Nada de lo que aquí digo es una opinión contra alguien, soy parte y formo parte de todo lo que aquí voy a comentar por lo que todo lo que aquí exprese me involucra, me señala y me compromete (2)

La situación de confrontación política es una excusa perfecta para no reconocer que parte, quizás importante, del problema es causado por nuestros propios desaciertos, formas de pensamiento anacrónico e ineficiente y a veces auto-saboteador.

Algunos dirán que exagero y dramatizo, pero una serie de síntomas así lo parecen demostrar. Revisemos unos pocos:

  • La decisión de eliminar el Ministerio del Ambiente fue adversada de manera pública por un grupo de organizaciones, instituciones y personalidades (incluyendo individuos que se identifican con las políticas gubernamentales) pero también es cierto que muchas otras organizaciones nunca se manifestaron al respecto. Unos meses después, una nueva decisión vuelve a fundar el ministerio con nuevo nombre, lo que implica un cambio completo de concepción: del ministerio técnico sectorial al ministerio promotor de una doctrina política.  En este segundo momento el número de organizaciones o personas que opinaron al respecto fue marcadamente menor (ni siquiera para aplaudir la decisión) ¿Estas decisiones no les importaba o no les afectaba de ninguna manera a las mismas?
  • Recientemente se han denunciado casos graves de destrucción de ecosistemas, deterioro de la salud ambiental, amenazas sobre las áreas protegidas , menoscabo de las condiciones de vida urbana, sin que por ello se haya producido un movimiento social organizado para enfrentar estos temas ¿Si el deterioro ambiental de los venezolanos no es preocupación de los ambientalistas, de quién es?
  • Una organización muy conocida ha desarrollado un programa para ofrecer herramientas de diversos tipos para fortalecer a las organizaciones del sector, a pesar de ello frecuentemente solo unas pocas aprovechan este beneficio y algunas ni siquiera responden a los llamados a participar de las mismas ¿Estas organizaciones no creen que pueden mejorar o que ya tienen resueltos todos sus problemas y no tienen nada que aprender?.


Puedo seguir dando ejemplos, pero como se decía antes: para muestra basta un botón.

Al conversar y reflexionar con muy distintas personas dentro del sector sobre esta situación  encontré varias opiniones y patrones:

  • Organizaciones ancladas en  enfoques y modos de trabajo que no están adaptados a la realidad actual tanto venezolana como internacional.
  • Aislamiento y escasa capacidad para realizar acciones articuladas tanto con otras organizaciones, como con otros sectores de la sociedad, tanto a escala nacional como internacional.
  • Desconexión con los grandes temas sociales y socio-ambientales nacionales y globales. 
  • Poca capacidad para monitorear la realidad ambiental y conectarse con temas emergentes.
  • Poco interés en formarse, reflexionar, evaluar y cuestionar sus acciones
  • Renuencia a establecer acciones para buscar incidir y participar en el diseño y evaluación de las políticas ambientales el país.


Por supuesto que cada uno de estos temas es matizable y encontraremos ejemplos de excepciones en todos los casos. Pero como diría el viejo dicho: la excepción confirma la regla.

No es posible en este momento, analizar el origen y consecuencia de cada uno de estos problemas, así que voy a revisar  solo el último de los mismos, el cual involucra principalmente a las organizaciones que realizan proyectos en temas específicos y cuentan con personal pagado para implementarlos.

El gran tema es la participación

Estas organizaciones frecuentemente se consideran a sí mismas como “instituciones técnicas”, rechazando toda relación con temas considerados como “políticos”. Estas perciben lo “técnico” como un valor cercano a la tolerancia, la honestidad, la neutralidad, y la racionalidad, mientras que lo “político” lo entienden como la labor que realizan los partidos políticos y movimientos de activistas, lo que lo relacionan con acciones de confrontación, realizadas por personas deshonestas y sectarias que desconocen y desprecian la racionalidad científica.

Esta concepción estrecha y tergiversada de la política, ignora que las organizaciones de la sociedad civil  surgen de la acción pública de ciudadanos que se organizan en defensa de los derechos, intereses e ideales de la colectividad, y que esta labor es claramente política, aunque no partidista.

En tal sentido, las mismas  desarrollan sus actividades a través de diferentes roles. Ellos pueden incluir, entre otros: articular las demandas ciudadanas con las acciones del Estado, incidir sobre las decisiones de los entes públicos para mejorar la eficacia de sus políticas, dar respuesta a necesidades sociales insatisfechas por deficiencias de los gobiernos, promover la participación de las comunidades, así como supervisar la acción de los entes gubernamentales con respecto al cumplimiento de las leyes y acuerdos internacionales  (3).

Esto en términos sencillos, se puede resumir como: resistir, exigir, proponer y construir, tal como lo expresa Deborah Van Berkel Directora Ejecutiva de Sinergia.

Dentro de todas estas funciones quizás el elemento central es  que las organizaciones de la sociedad civil deben participar en la toma de decisiones sobre la concepción, formulación y ejecución de las políticas en todos los niveles del Estado, de tal manera que representen las aspiraciones, valores e ideas de la sociedad.

El término clave en este caso es participar. Más allá de la retórica improductiva y vacía que nos han impuesto, la sociedad civil debe involucrarse activamente en todos los temas que le interesa y compete. Participar no es opinar o asistir a actividades: Es como se ha dicho en muchas ocasiones: Ser parte y tomar parte.

Se es parte, porque como ciudadanos toda acción que nos afecte nos compromete y afecta y a partir de allí exigimos tomar parte en el diseño, planificación, ejecución y evaluación de estas decisiones.

El problema es que si no tomamos parte (no participamos) al final terminaremos no siendo parte (perdiendo nuestra condición de ciudadanos y transformados en masa o en simple público)

La participación es un derecho. Los derechos se ganaron con mucho esfuerzo, en ningún caso  fueron concesiones de los gobernantes. A los gobiernos, a ningún gobierno, les interesa ceder su poder. De allí el peligro: si no se ejercen los derechos terminan perdiéndose.

Es por ello que las organizaciones ambientales en Venezuela deben activarse, articularse y generar maneras novedosas de participar en todo los que nos compete y forma parte de nuestra misión central: la defensa de nuestros derechos ambientales.

O corremos o nos encaramamos. O mucho mejor expresado por Simón Rodríguez hace casi doscientos años: O inventamos o erramos.




NOTAS:
(1) Uso el término ambientalista en la acepción del DRAE: Dicho de una persona: Que se preocupa por la calidad y la protección del medio ambiente. En tal sentido, llamo movimiento ambiental a las distintas organizaciones de la sociedad civil articuladas o no, en cualquier nivel de la sociedad que desarrollan acciones para apoyar la gestión ambiental y la vigencia de los derechos ambientales.
(3) Este párrafo quedó por error fuera de la versión inicial publicada
(2) Recomiendo leer en la página de Civicus una discusión mucho más detallada y completa de estas ideas


12 abr 2015

Carta abierta a Guillermo Barreto, Ministro de Ecosocialismo y Aguas



Sin educación no puede haber gestión participativa del ambiente



Ciudadano Guillermo Barreto, 
Ministro de Ecosocialismo y Aguas
Su despacho.

Me dirijo a usted en este momento que ha sido nombrado para este importante cargo, con el fin de llamar su atención sobre un tema que considero  preocupante: La eliminación de la Dirección General de Educación Ambiental y Participación Comunitaria (DGEAPC) que ocurrió como parte del proceso de reorganización del ya desaparecido Ministerio de Ecosocialismo Vivienda y Hábitat.

Esta infortunada, y a mi entender equivocada, decisión desechó la extensa e importante trayectoria que tuvo esta dirección dentro del antiguo Ministerio del Ambiente. La DGEAPC fue clave para el establecimiento de políticas públicas como la incorporación de la educación ambiental en los currículos educativos en el país, la formación de educadores en temas ambientales, la realización de procesos de articulación y apoyo con otros países de la región, la asesoría a otros entes del Estado y el diseño de estrategias, políticas y orientaciones para el trabajo educativo en la gestión ambiental, entre otros logros. Asimismo, impulsó desde sus inicios procesos participativos, en un principio con las Juntas Ambientales, hasta llegar a los Consejos Comunales. Por otra parte, fue un ente articulador con otros organismos del Gobierno Venezolano como ministerios, gobernaciones y municipios, a la vez que vinculó las políticas de gestión ambiental del ministerio con organizaciones y movimientos de la sociedad civil del país, así como con Universidades, empresas y otras instituciones.

La labor de la DGEAPC fue fundamental para el establecimiento de una política de gestión
ambiental con enfoque social. Esta reconoce la necesidad de educar a la población en materia ambiental y promover la participación de la sociedad como elemento fundamental de la gestión del ambiente. Es por ello que la educación ambiental pasó a tener rango constitucional a partir de la Constitución Bolivariana de 1999; e igualmente está contemplada como estrategia de gestión en toda la normativa ambiental venezolana, así como en los tratados firmados y ratificados por la República.

Como muestra de estos compromisos internacionales: El Convenio sobre la Conservación de la Diversidad Biológica, a partir del desarrollo del su artículo 13, se ha propuesto la implementación de una Iniciativa mundial sobre Comunicación, Educación y Conciencia Pública. Igualmente, la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático establece  la realización de programas de educación y concienciación pública, los cuales han sido reafirmados en la COP 20 a partir de la Declaración Ministerial de Lima sobre la Educación y la Sensibilización.

La desaparición de la DGEAPC fue a mi entender el resultado de la acción de sus enemigos, tanto internos, en el propio ministerio, como fuera de el mismo. Contra su existencia se alegó la “transversalidad” de esos temas en todos los programas del ministerio, lo que supuestamente hacía innecesaria esta Dirección. Argumento falaz que desconoce la educación como proceso sustantivo y formal, el cual no puede ser asumido desde el empirismo educativo; igualmente omite la necesidad de establecer una rectoría que permita orientar, coordinar, promover y articular las diferentes acciones que se implementen en el país. Otros criterios en su contra incluyeron que las acciones educativas debieran ser asumidas por el ministerio de educación y no por el que tiene  la competencia ambiental. Esta opinión ignora la diferencia entre los procesos educativos que se realizan en instituciones educativas y aquellos que ocurren y deben ocurrir en todos los procesos, espacios y situaciones de la vida del país como parte de la gestión ambiental. Por supuesto los ministerios con competencia ambiental y educativa tienen que coordinar sus acciones, y esto se  ha venido realizando desde hace muchos años. 

En el fondo, la negación a aceptar la necesidad de generar políticas públicas en materia de educación y la participación ambiental es una expresión del desconocimiento y desprecio por los temas sociales. Situación que infortunadamente aún prevalece dentro de ciertos sectores de la sociedad venezolana, incluyendo el gubernamental, a pesar de la retórica a favor de los mismos.

Por supuesto, la DGEAPC  había caído en un letargo e ineficacia progresiva. Pero ello no fue responsabilidad de sus funcionarios a lo largo del país, sino de la pérdida de orientaciones y capacidad profesional, los escasos presupuestos y la falta de conocimiento en temas de educación ambiental de algunos de sus directores. De hecho, uno de los signos más significativos de la pérdida de capacidades fue el abandono de los procesos de seguimiento y articulación con  las grandes discusiones en materia de educación ambiental que están ocurriendo en nuestra región y del liderazgo que en estos temas Venezuela siempre había tenido. Esta desidia llegó al extremo cuando en el pasado Congreso Iberoamericano de Educación Ambiental, cuyo eje fue la Educación Ambiental Comunitaria, el Gobierno del Perú, anfitrión del mismo, realizó una invitación formal al MINAMB para que presentara la experiencia de Venezuela en este tema, invitación que no fue aceptada sin que aparentemente mediara ninguna razón.

Ahora hay una nueva oportunidad de rectificar esta situación. En el Decreto de creación del Ministerio de Ecosocialismo y Aguas se establecen las competencias del Viceministro de Ecosocialismo Ambiental las cuales  incluyen: ”Diseñar, impulsar y desarrollar planes, programas y proyectos orientados a la investigación, educación y divulgación para la promoción de la ética ecosocialista y la conservación y el uso sustentable de la diversidad biológica y sus componentes”. Aunque la redacción es para mí poco clara, pareciera que esta función permitiría que volviera a crearse la Dirección General de Educación Ambiental y Participación Comunitaria., y en tal sentido darle cumplimiento al artículo 107 de nuestra Constitución y al artículo 15 numeral 5 de la Ley Orgánica del Ambiente e incluso a la Estrategia Nacional de Educación Ambiental y Participación Comunitaria diseñada y aprobada en el MINAMB:

Por todo lo anterior, le pido que aproveche esta situación y promueva que el ministerio a su cargo  restablezca la DGEAPC de tal manera que puedan avanzarse en las políticas y acciones necesarias para educar y promover la participación de la sociedad en la solución de los problemas ambientales del país. 

Estoy seguro que en caso de que así lo decidiera, muchos apoyaremos las acciones positivas e incluyentes que se realicen a favor de lograr que sea garantizado nuestro derecho a ser educados ambientalmente.

En tal sentido, le sugiero que convoque de manera abierta a las Universidades,  ONG, movimientos sociales y comunicadores que realizan acciones de educación ambiental, los cuales en conjunto con las instituciones del Estado que tienen competencias en este campo podremos ofrecer propuestas para avanzar en este sentido.

Finalmente, es importante entender que sin educación, ni participación no podrá haber ni gestión ambiental eficaz, ni más Ecosocialismo que el nombre del ministerio.




Dr. Alejandro Álvarez Iragorry
Coordinador del Foro Venezolano de Educación Ambiental (Red FOVEA)
Animador Nacional de la Comisión de Comunicación y Educación (CEC) de la IUCN.
Miembro del Consejo Directivo de la ONG EcoJuegos

(Todas las opiniones que en esta carta se expresan son de mi absoluta responsabilidad y no comprometen a las organizaciones en las cuales participo)

26 ene 2015

Ecosocialismo sin educación

En memoria de la Dirección General de Educación Ambiental del MINAMB (QEPD)







Dedicado a MHH, FP, MFC, AM, SA, EP y los demás que construyeron la parte bonita de esta historia y a todos aquellos que construirán el futuro de la gestión pública de la educación ambiental venezolana.


Hoy, 26 de enero, en algunas partes del mundo se estará celebrando el “Día Mundial de la Educación Ambiental”. Esa particular efeméride surgida de la espontaneidad de Internet (1) que es el primer llamado del año a revisar nuestra situación ambiental y las acciones que estamos realizando para intentar mejorar la relación con nuestro entorno.

Pero en Venezuela los educadores ambientales tendremos poco que celebrar porque aún estaremos de luto por un fallecimiento reciente.

La víctima quizás no fuera muy conocida. Eso lo digo porque su muerte prácticamente pasó desapercibida. Ni siquiera porque fue una muerte injusta y estúpida producto de algún siniestro constructor de viviendas que por quitarla del medio no dudó en atropellarla con un camión de cemento.

Sí, murió la Dirección General de Educación Ambiental y Participación Comunitaria. A su vez hija del recién extinguido Ministerio del Ambiente. Falleció a principios de enero, sin que nadie, ni sus deudos más cercanos, parecieran haber lamentado su pérdida. Y al igual que a los muertos pobres la enterraron rapidito para que sus pocos allegados pudieran volver a sus ocupaciones.

Realmente es triste leer la burocrática nota luctuosa en forma de Gaceta Oficial donde se nombra a la nueva Directora General de “Redes Populares Ecosocialistas y Atención al Ciudadano” del nuevo Ministerio de “Ecosocialismo” Vivienda y Hábitat (Gaceta Oficial Nº 40.575 del 7 de enero de 2015 [2]) la cual parece ser la heredera de los restos de la que alguna vez fue el organismo rector de las políticas de educación ambiental del país.

En ese documento oficial se especifican las funciones de la nueva directora de esa unidad dentro del organigrama del nuevísimo ministerio. Tales funciones no tienen absolutamente nada  que ver con el diseño y ejecución de políticas públicas en materia de educación ambiental y participación comunitaria en el contexto de la gestión ambiental. Es una simple lista de actividades de atención a los beneficiados de la “Gran Misión Vivienda Venezuela".

Descansa en paz la educación ambiental en el nuevo ministerio.

Algunas almas sencillas cuentan  que su fantasma pena por los pasillos y oficinas del primer ministerio de “Ecosocialismo” del mundo entero.


¿Pero quién era la víctima?

La educación ambiental como política pública en Venezuela nació con la creación del Ministerio del Ambiente. Ya en la Ley Orgánica del Ambiente de 1976 se contemplaba como elemento constituyente de la conservación, defensa y mejoramiento del ambiente.  Por lo que al iniciar las actividades de ese ministerio fue creada la Dirección de Educación Ambiental, en ese primer momento inmersa dentro de oficinas relacionadas con la capacitación de personal y las relaciones internacionales. 

En los años subsiguientes, el desarrollo de programas cada vez más ambiciosos, llevó a que fuese elevada su función al rango de Dirección General Sectorial de Educación Ambiental y Participación Ciudadana  ya como una unidad sustantiva dentro de la estructura ministerial.

Durante sus primeros veinte años de vida realizó  una enorme cantidad de programas y proyectos, tanto en el ámbito educativo,  como en el inicio de los procesos participativos en la gestión ambiental. 

No fueron años fáciles. Los bajos presupuestos asignados, la ausencia de apoyo, la falta de continuidad administrativa e incluso los desencuentros y la falta de articulación con otros sectores hicieron que su gestión fuese irregular y a ratos menguada. 

Pero  su principal enemigo estaba en los grupos desarrollistas y tecnócratas que, incluso dentro del MINAMB, nunca entendieron la importancia de una gestión social del ambiente.  En varias ocasiones se llegó a considerar su eliminación. Sólo la enérgica defensa de la educación ambiental por parte de los funcionarios de la DGEAPC impidió que se concretara esta acción.

A pesar de las dificultades, la labor realizada consolidó la educación ambiental como elemento fundamental de la gestión ambiental y educativa del país. Este sentimiento llevó, en su momento cumbre, a lograr la inclusión de la educación ambiental como derecho constitucional.

Esta novedad no mejoró la situación de la DGEAPC, la cual fue cada vez más arrinconada -a pesar de algunos pocos momentos brillantes-  con presupuestos cada vez exiguos, la eliminación de las direcciones de educación ambiental en las regiones (unidades estadales del MINAMB), la desprofesionalización y politización de sus cuadros técnicos y el nombramiento de directores muy poco idóneos y algunos francamente incompetentes. 

Hace un par de años ocurrió la última batalla por la supervivencia de la DGEAPC. Una serie de personajes siniestros prepararon desde adentro del ministerio su funeral (3). Pero no tuvieron el valor de darle muerte por sí mismos y esperaron cobardemente la llegada del equipo de demolición con las consecuencias que ya conocemos. 

Ya solo faltaba emitir el acta de defunción. En el velorio alguien dijo;  “que había que refundarla bajo los lineamientos del Ecosocialismo”. Su “refundación”  tendrá que esperar por mejores tiempos.


¿Cuál es el legado que deja la DGEAPC? (esto por la moda de hablar de legados)

Es muy difícil hacer un claro inventario de los logros de la DGEAPC, en un país que parece tener fobia a la evaluación y sistematización de sus procesos y actividades. Pues, no hay indicadores o mediciones realizadas, sólo listas de actividades ejecutadas.

A pesar de ello es posible conseguir algunas pistas que nos hablan de logros alcanzados.

Para no construir esas listas de virtudes con que a veces vestimos a los muertos que queremos exaltar, deseo resaltar sólo cuatro resultados que me parecen muy importantes:

  • La incorporación de la educación ambiental en los currículos escolares en todos los niveles, desde la escuela inicial (preescolar) hasta la secundaria (media) Algunos de estos procesos se lograron desde los años 80 del siglo pasado y su acción se prolongó hasta recientemente con el desarrollo del llamado “Currículo Bolivariano”.
  • La incorporación de las instituciones de educación universitaria al proceso de ambientalización curricular. Proceso iniciado igualmente a mediados de los ochenta y continuado en el tiempo y que condujo a que una buena parte de las instituciones universitarias del país tuvieran componentes curriculares para la educación de sus estudiantes en temas ambientales. 
  • La capacitación en temas ambientales de miles educadores en ejercicio en todo el país. Este trabajo se mantuvo por muchos años y fue aparentemente eliminado en algún momento de la última década. Pero su influencia aún se deja sentir en muchos planteles escolares y docentes en todo el país.
  • El desarrollo de los procesos de participación en la  gestión ambiental. Tal acción se inició en los años 80 del siglo pasado con la formación de las Juntas para la Conservación, Defensa y Mejoramiento del Ambiente y continuó hasta el presente con la asesoría a los Consejos Comunales.

Quizás habría que agregar temas como la asesoría permanente al Ministerio de Educación, la elaboración  de materiales educativos y la reciente visibilización de temas como la agroecología y la participación comunitaria en temas como suministro de agua, gestión de desechos, etc.

No es posible dejar de nombrar la acción de la DGEAPC más allá de las fronteras venezolanas. Aquí vale la pena mencionar tres momentos importantes: En los años ochenta las asesorías para el desarrollo de programas de educación ambiental en diversos países latinoamericanos y caribeños. La organización del 3er Congreso Iberoamericano de Educación Ambiental en el 2000 y el diseño del Programa Latinoamericano y del Caribe de Educación Ambiental (PLACEA). Esta acción internacional mantuvo al país como referencia en el desarrollo de programas educativo-ambientales.

En este momento nuestros vecinos y aliados de Venezuela nos miran con incredulidad y parecen decir “Camaradas, la educación ambiental es uno de los temas prioritarios de los enfoques progresistas y de vanguardia de Latinoamérica ¿y ustedes la eliminan?”


¿Qué pierde Venezuela con la muerte de la DGEAPC?

Por las pocas reacciones muchos pueden creer que no mucho. Es claro que a la DGEAPC se le había realizado un trabajo de vaciado que la llevó a que se juzgara como casi inútil. Pero es una falsa percepción creada por sus enemigos.

Así que vamos a pasearnos por algunos de los espacios que ahora quedarán totalmente desatendidos:

El artículo 107 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece que: “La educación ambiental es obligatoria en los niveles y modalidades del sistema educativo, así como también en la educación ciudadana no formal…” Este artículo, aparece en el capítulo de los derechos culturales y educativos de los venezolanos, por ello parece deducirse que es un derecho de los venezolanos ser educados ambientalmente y que es obligación del Estado garantizar el mismo. Esto último implica que para disfrutar ese derecho tienen que existir las condiciones, instituciones, financiamiento, planes y programas dirigidos a que los venezolanos podamos ser ambientalmente educados.

Por otra parte, el artículo 4, Numeral 6 de la Ley Orgánica del Ambiente indica que: La conservación de un ambiente sano, seguro y ecológicamente equilibrado debe ser un valor ciudadano, incorporado en la educación formal y no formal”. Igualmente el Artículo 10 de esta misma Ley precisa que es objetivo de la gestión del ambiente, bajo la rectoría y coordinación de la Autoridad Nacional Ambiental: Fomentar y estimular la educación ambiental y la participación protagónica de la sociedad (Art. 10 Num.  5) y que la misma es parte del Plan Nacional del Ambiente (Artículo 30 Num. 7)

Asimismo, TODAS las leyes ambientales establecidas en los últimos quince años incluyen artículos referidos a la educación ambiental y la participación de la población en el tema objeto de esa norma. Esto es particularmente patente en la Ley de Gestión de la Diversidad Biológica del 2008, la Ley de Residuos y Desechos Sólidos del 2004, entre otras.

Por su parte, muchos de los Convenios Internacionales en materia ambiental firmados por Venezuela incluyen enunciados sobre el desarrollo de programas educativos dirigido a la población en general. Algunos de ellos con cláusulas de obligatorio cumplimiento para las Partes.

A su vez, la Ley Orgánica de Educación establece que la educación tiene como fines: “…  Impulsar la formación de una conciencia ecológica para preservar la biodiversidad y la sociodiversidad, las condiciones ambientales y el aprovechamiento racional de los recursos naturales.” (Art. 15 Num. 5)

El órgano rector para el cumplimiento de estas normas es el Ministerio de Educación. Pero es bien sabido que éste no cuenta con las capacidades, ni personal especializado en materia de educación ambiental, y que la DGEAPC ha sido la asesora permanente del despacho de educación en materia de la inserción de los temas ambientales en los programas educativos.

¿Ahora cuáles instituciones van a cumplir estas normas constitucionales y legales?, ¿Cuáles van a orientar, promover, planificar y ejecutar las acciones que la Constitución y las Leyes exigen al Estado Venezolano? Y en particular ¿Cuál institución tendrá la rectoría en materia de educación ambiental del país, particularmente en el caso de la gestión ambiental no formal asociada a los programas de gestión ambiental? Y ¿Cuál es la Autoridad Nacional del Ambiente que tiene la obligación de incluir a la educación ambiental en el Plan Nacional del Ambiente?

Lo que realmente vamos a perder es la enorme oportunidad que nos da ese marco legal y la experiencia acumulada por treinta y siete años para avanzar en lograr los objetivos que la Constitución establece y así avanzar hacia una sociedad sustentable.


¿Y qué nos queda a los demás?

Las consecuencias de un retroceso en materia de conciencia ambiental en la población de Venezuela no son siquiera imaginables. Nadie puede prever hasta donde podría llegar el deterioro ambiental cuando ya muy poca gente entienda que de la conservación de su entorno depende su vida, su salud, su seguridad y el futuro propio y el de sus hijos.

Ahora será un país corriendo en la oscuridad. Nunca como ahora estará vigente la frase del Libertador Simón Bolívar: “Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción”.

Y pensar que muchos apostaron por el cambio de las estructuras del ministerio ahora bajo una nueva ética Ecosocialista ¿En qué habrán quedado los llamados de los participantes en el Congreso Constituyente de Ecologistas y Ambientalistas a profundizar la educación ambiental en Venezuela? (4) Su silencio es cómplice necesario de este crimen.

Pero en términos ecológicos la vida siempre ha superado todos los obstáculos y las mayores catástrofes. La vida no se extingue, evoluciona.

Los educadores ambientales de Venezuela tenemos que evolucionar para ahora cubrir los espacios de los cuales el Estado venezolano está desertando: Para ello necesitamos desarrollar nuestras capacidades, ampliar nuestro trabajo para llegar a más personas, aprender nuevas manera de educar, ser contralores de los procesos de daño ambiental y trabajar de manera unida y en red.

La recién laureada con el premio Nobel de la Paz Malala Yousafzai, cuando se le preguntó si iba a renunciar a sus objetivos, luego de ser baleada a los quince años por tropas talibanes que se niegan a que las mujeres vayan  a la escuela, contestó: "Nunca voy a renunciar. Ellos sólo dispararon a un cuerpo pero no pueden destruir mis sueños."

Ellos, y ahora vuelvo a Venezuela, sólo destruyeron una institución, pero nunca destruirán el deseo del pueblo de Venezuela expresado en su Constitución de ser un país sano, seguro y ecológicamente equilibrado.

Nos vemos en el camino hacia la Venezuela de la biodiversidad productiva y responsable.



NOTAS:

(1) Para una discusión sobre el Día Internacional o Mundial de la Educación Ambiental ver: http://forotuqueque.blogspot.com/2012/01/dia-de-la-educacion-ambiental-2.html
(2)  Esta Gaceta está disponible en: http://www.mp.gob.ve/c/document_library/get_file?p_l_id=10240&folderId=6647509&name=DLFE-8407.pdf)
 (3) Algunos ignorantes pretendieron imponer la idea de que ya la educación ambiental no existía y que se había dividido en temas separados tales como la “educación para la conservación de la biodiversidad” y otros disparates por el estilo, por lo que ya no se necesitaba una dirección de educación ambiental.
(4) Ver:  http://www.avn.info.ve/contenido/proponen-impulsar-educaci%C3%B3n-ambiental-todos-niveles-acad%C3%A9micos

13 ene 2015

Acuerdos y desacuerdos sobre el artículo "Sacar y seguir sacando"

Imagen tomada de http://www.eluniversal.com/


Recientemente el periodista Oscar Medina publicó en el diario El Universal un artículo titulado "Sacar y seguir sacando" en el cual muestra los efectos perversos tanto sociales como ambientales de una economía basada en un modelo extractivista. Este artículo tuvo como fuentes un informe realizado por la organización civil Laboratorio de Paz y las opiniones de sus autores Rafael Uzcátegui y Lexys Rendón.

El artículo nos recuerda uno de los temas que deberían ser parte de la discusión nacional sobre nuestro modelo de país, en un momento donde la agenda pareciera estar exclusivamente en  temas como el precio del petróleo, la inflación y la escasez de productos de primera necesidad. Debería ser claro que ninguna estrategia de desarrollo nos permitirá salir de la crisis sino entendemos que, más que los precios del petróleo, dependemos de nuestra capacidad para gestionar de manera responsable y sustentable nuestros recursos naturales, y en particular la biodiversidad, el agua y los suelos.

Por ello, recomiendo leer, discutir y compartir este artículo. Pero a la vez quiero expresar mi desacuerdo con algunas afirmaciones que aparecen en el texto, algunas expresadas en el mismo a manera de preguntas y, que en mi opinión son sobre-simplificaciones de la realidad ambiental y social venezolana y que creo que no deberían ser tomadas como verdades definitivas. Peor aún si parecieran provenir de conocidos y muy meritorios defensores de derechos humanos.

Revisemos las mismas en el mismo orden en que aparecen en el artículo (los textos entrecomillados son tomados textualmente del artículo):

“¿Se ha preguntado por qué no se escucha casi nada sobre las consecuencias ambientales y sociales de estas actividades? ¿Por qué los ambientalistas no hacen ruido como antes? ¿Por qué en Venezuela, a diferencia de buena parte de Latinoamérica, esto no es objeto de discusión?”

Los ambientalistas en Venezuela estamos claros con respecto a la grave crisis por la cual está pasando el sector de las Organizaciones de la Sociedad Civil de Venezuela y, dentro de éste, el de las que trabajan en la conservación del ambiente y la defensa de los derechos ambientales de los ciudadanos. No es noticia hablar de la exclusión, aislamiento, estrangulamiento económico y rechazo a toda forma de contacto y diálogo que han venido sufriendo estas organizaciones en los últimos años. En este contexto se ha generado un repliegue del sector (Una explicación más rigurosa de este proceso lo da la profesora García Guadilla en un trabajo publicado recientemente)

A pesar de esta situación, los ambientalistas venezolanos han seguido trabajando y generando propuestas, acciones y divulgado opinión al respecto de los temas ambientales que afectan al país. Con respecto de los temas mencionados en el artículo valdría la pena mencionar los trabajos realizados por la Red ARA en los últimos años. En particular el diagnóstico de la situación ambiental del país realizado por esta red en el año 2011, así como el informe sobre los efectos de la minería ilegal de oro presentado en el 2013, así como otros trabajos recientes. Igualmente las múltiples denuncias realizadas sobre la explotación carbonífera en la Sierra de Perijá realizadas por la ONG Homo et Natura. A esto se suma un importante trabajo de articulación, diálogo, educación y comunicación tanto de forma directa como a través de medios de comunicación tradicionales, páginas web, blogs y otros medios.

"Al mirar el mapa de conflictos actuales en América Latina la resistencia a proyectos de gran minería está en primer orden", explica Uzcátegui: "Todas las comunidades indígenas y los ambientalistas están en esa lucha. Pero aquí no. ¿Cómo es posible que no sea así en un país petrolero y de vocación extractivista?"

Decir que “aquí no”, sin más explicaciones ni matices, es desconocer el enorme esfuerzo de resistencia que están realizando las comunidades indígenas en el país. En particular en los últimos años distintas organizaciones han venido realizado denuncias sobre los conflictos, tanto sociales como ambientales, relacionados con la explotación minera tanto carbonífera como de oro. Estas denuncias han sido presentadas ante instituciones del Estado venezolano, organizaciones internacionales y la opinión pública venezolana. Asimismo, organizaciones civiles, universidades y grupos religiosos han realizado denuncias e informes sobre las graves situaciones existentes en las zonas bajo explotación minera y petrolera.

Por otra parte, el hecho de que no se haya realizado un mapa de conflictos socio-ambientales del país no es atribuible al desinterés o a la negligencia de ningún grupo, sino a las enormes limitaciones, presiones y restricciones que afectan a las instituciones y organizaciones venezolanas.

Adicionalmente las sucesivas crisis políticas y económicas que ha venido sufriendo el país en la última década, han generado que la sociedad venezolana pareciera estar en una etapa de perplejidad e incertidumbre, por lo que los temas socio-ambientales, incluyendo los efectos negativos del extractivismo, no parecieran resonar en la mayor parte de la sociedad. Esto lo podemos ver en la reciente eliminación del Ministerio del Ambiente y su fusión (¿demolición?) con el Ministerio de Vivienda y Hábitat sin que esta situación haya generado más que algunas protestas por parte de organizaciones ambientalistas y universidades sin que haya generado una respuesta mayor de la población.

“En general esas organizaciones indígenas se atreven más a alzar la voz aunque se identifiquen con el chavismo porque viven el problema y lo entienden con claridad”

Entiendo claramente que en el contexto de una entrevista a veces es necesario resumir y simplificar ideas, pero este mismo proceso puede generar que algunas ideas se sobre-simplifiquen y puedan ser mal interpretadas.

Generalizar sobre la situación del mundo indígena venezolano es una tarea riesgosa. El mismo, al igual que el resto de la sociedad venezolana, es muy heterogéneo y se resiste a ser encasillado. Existen fuertes diferencias en el modo de enfocar los temas relacionados con la minería entre etnias, entre comunidades y aún en el interior de las mismas. He oído directamente a dirigentes indígenas lamentar las divisiones y enfrentamientos que la minería de oro está generando en las comunidades indígenas.

Es claro que la mayor parte de los grupos indígenas apoyaron las políticas gubernamentales generadas a partir del reconocimiento constitucional de sus derechos culturales, territoriales y económicos y que este apoyo se mantiene en gran medida. Pero a su vez, la gravísima situación de deterioro social y económico derivado de los efectos más perversos de la minería (contaminación por mercurio, violencia, pérdida de sus valores culturales, pobreza, explotación humana) está generando cambios en la percepción de las comunidades indígenas sobre las políticas desarrolladas por el gobierno nacional. En palabras de uno de sus dirigentes: “En la región se está produciendo un proceso de neocolonización tan destructivo como los anteriores”.

En conclusión

El tema del extractivismo (y en particular de su variante actual el neoextractivismo ) y sus efectos ambientales y sociales es bastante complejo en particular en la realidad actual venezolana donde nada parece ser claro y cierto. Más aún con la aparente caótica dinámica política que se ha desarrollado recientemente. En el medio de esa turbulencia aún hay esfuerzo, resistencias y acciones importantes.

Más allá de las diferencias en enfoques y percepciones, creo que debemos buscar juntar esfuerzos y trabajar cada vez más unidos para cambiar la actual narrativa del país como campamento minero tal como lo definió José Ignacio Cabrujas  y construir el país de la diversidad productiva y responsable.

Bienvenida la discusión y bienvenido la organización Laboratorio de Paz al mismo.