23 oct 2011

Educadores Ambientales de Venezuela 23 – Julio Alexander Parra




Los Andes venezolanos son la cuna de muchas importantes iniciativas para la protección ambiental del país. Esto se debe a que es una región con una fuerte tradición agrícola, una gente que con pasión ama su tierra y su ambiente, así como a la presencia de instituciones que han ido construyendo una cultura de conservación ambiental poderosa y hermosa.

Esta acción ambiental no se ha quedado en las aulas de clase, ni en proyectos utópicos, sino que se ha trasladado al trabajo con comunidades reales, con acciones concretas, bien planificadas y ejecutadas con seriedad y tenacidad.

Una de estas experiencias que debe servirnos de modelo de trabajo para el desarrollo de programas de reciclaje comunitario, fue el Centro de Reciclaje Los Curos “CERCUS”.  Este proyecto fue uno de los centros comunitarios pioneros en el país en desarrollar una labor efectiva y de largo plazo en el acopio y aprovechamiento de desechos sólidos, que a su vez estuvo unida a una labor educativa ambiental sostenida a lo largo de todo el tiempo en que funcionó el proyecto.

Este marco nos permite presentar el trabajo de Julio Alexander Parra Maldonado, un educador y promotor social merideño y más recientemente habitante del ciberespacio, con una amplia presencia en distintos medios digitales y redes sociales.

Su extensa labor educativa lo ha llevado a transitar por una enorme cantidad de caminos desde la acción por los derechos humanos, los temas ambientales, los procesos de participación comunitaria, la educación popular, el desarrollo humano y la afirmación de la multiculturidad, hasta la educación en historia y literatura en la educación formal. Para ello ha trabajado en múltiples instituciones, incluyendo organizaciones de desarrollo social, sindicales y de defensa ambiental.

Quizás su mejor retrato se lo hace el mismo, cuando se define como: “Confeso creyente de un futuro mejor para el país”.

Así que sin más, les presento una entrevista con este gran educador ambiental merideño.

¿Puedes contarnos por qué eres educador ambiental?
La urgencia de la defensa del ambiente, la importancia de que nos formemos para los retos locales y globales, como ciudadanos conocedores de nuestros derechos y respetuosos de los deberes, en sintonía con nuestros congéneres, me convencieron de la necesidad de ser un educador, y hoy día para ser educador hay que ser un ambientalista. Las necesidades obligan, y esta obligación responde a las inquietudes personales que siempre me han generado la sociedad y sus problemas.

En la educación me realizo individual, colectiva y profesionalmente.

Entonces debo ser educador ambiental para hacerlo de manera integral y efectiva. Es mi respuesta y aporte al país que quiero para mis hijas.

¿Cómo llegaste a convertirte en educador ambiental?
El estar participando en proyectos comunitarios me llevó a conocer la realidad de la defensa ambiental en Venezuela. Especialmente, saber que en las comunidades populares no se tenía conciencia de las implicaciones de un ambiente abandonado y descuidado para el desarrollo del ser humano y su hábitat. Y que habían muchos luchando por cambiar esa situación.

La problemática social me llevó a la educación ambiental, y a redescubrir que la educación debe ser ambiental para que sea educación. Así cualquier día me encontré que el trabajo que realizaba era educativo y ambiental; seguí como educador formándome en la práctica social diaria y acompañando ese proceso con la educación formal que brindan los estudios universitarios. De la sensibilidad social a la formación profesional, encuentro que fue mi camino.

¿Cómo ha sido tu proceso de formación como educador ambiental?
 Desde Mérida, sus particularidades territoriales, sus organizaciones, la universidad y especialmente sus ciudadanos me formaron para la defensa ambiental. Luego al irme incorporando en redes nacionales, ampliando mi visión, compartiendo con otras organizaciones y muchos educadores complete el ciclo que me dejo “picado” por las iniciativas por un ambiente sano y que se incorporaron en mi proyecto de vida, tanto personal como profesional.
        
Luego el desarrollo ambientalmente sustentable, el trabajo local con mirada global, las alternativas al modelo consumista de asumir la vida, las iniciativas de la gente, la organización ciudadana, la formación de niños, niñas y adolescentes, la integración de jóvenes y adultos en procesos de concienciación de los problemas y los beneficios que deja nuestra relación con el ambiente donde nos desenvolvemos, fueron los temas que orientaron el trabajo, que en definitiva sigue siendo un espacio de formación y crecimiento humano y profesional.

Información, formación y transformación; tres pasos que considero necesarios para empezar a servir efectivamente a las necesidades socio ambientales que afrontamos como sociedad urgida de cambiar de orientación para el desarrollo nacional.  Así ha sido mi proceso formativo.


¿Cuál es el proyecto más significativo en materia de educación ambiental en el cual has participado o participas?

 He tenido la posibilidad de vivir diversas experiencias educativas, todas significativas, unas más intensas y extensas que otras, algunas más visibles que las demás. Juzgo importante decir que son importantes en la medida que les haya servido a quienes e vieron involucrados, y si les mejoró su vida en relación con su entorno fueron realmente significativas.

Por razones de espacio solo nombro dos experiencias. 

Primero, el Centro de Reciclaje Los Curos CERCUS(*1) donde se desarrollo un proceso de educación y acción ambiental interesante, incorporados como miembros de la comunidad, en estrecha relación con las autoridades y especialistas responsables de dar atención a la recolección, manejo y disposición de los desechos, proponiendo desde la práctica comunitaria las alternativas al camión que recoge de las calles la basura y la deja en el botadero con las consecuencias negativas que implica. Un proceso que implicó apoyo técnico, organización social, desarrollo económico, pero sobre todo un aprendizaje del tema ambiental para la ciudad de Mérida, las familias que se involucraron, las organizaciones que lo coordinaban, especialmente la Cátedra de la Paz, pero particularmente para el equipo que hizo de coordinadores. Ahí me hice educador ambiental, si es que se puede señalar algún momento para ello.

Segunda experiencia. Más recientemente puedo señalar como interesantes las experiencias del trabajo en comunidades con proyectos socio ambientales de la ONG Geografía Viva, que implican necesariamente la educación ambiental como componente primordial; en los cuales se busca dar alternativas a su alcance a comunidades populares y campesinas para atender problemas importantes que no siempre son los más urgentes de la población y sus autoridades, por lo tanto a donde llegan menos recursos. Más allá de los temas de gestión de riesgos, participación y la formación de docentes y estudiantes que se desarrollan, está la atención afectiva y el desarrollo de capacidades para asumir su propio destino como comunidades, formación para la organización, aprovechando la educación ambiental como “escusa” para crecer como comunidad.

¿Cuáles fueron los logros y lecciones más importantes de esos proyectos?
Un logro que se saca de ambas experiencias  es demostrar que las iniciativas de grupos y colectivos ciudadanos siguen marcando la pauta y poniendo en práctica muchas de las propuestas y alternativas que abundan en papel y se hace difícil desarrollar con las comunidades; incluso de manera muchas veces más exitosas que otras desarrolladas por grandes instituciones, oficiales o no, con abultados presupuestos.

Los y las participantes, tanto ejecutores como destinatarios, del proyecto se vieron afectados positivamente al tomar para sí herramientas y metodologías de promoción, organización y desarrollo comunitario. Este aprendizaje, gracias a la educación ambiental, les permitió el desarrollo de nuevas ideas y proyectos en las comunidades, continuación o no de los proyectos iníciales,  pero que en definitiva siguen aportando al crecimiento y mejoramiento de la población involucrada.

Muchas veces las mayores limitaciones a estas iniciativas organizadas desde las comunidades vienen de autoridades e instituciones que deberían dar solución a los problemas y temas que se abordan. A veces, ni hacen ni dejan hacer. Un aprendizaje duro, como el de CERCUS cerrado por la Alcaldía en 2005 al quitarle el espacio físico y apoyo institucional que recibía para su acción, tras doce años de experiencia.

¿Cuáles temas ambientales consideras en este momento que son urgentes de trabajar mediante programas de educación ambiental?
Cada quien tiene una percepción valida de sus urgencias. Pienso que aún hay mucho por hacer el ambiente urbano, la recolección de desechos, mitigación de riesgos, vectores de salud pública, equipamiento para agua potable y aguas servidas, ahorro energético y producción de energías menos contaminantes, formación de las generaciones emergentes y de los mismos docentes, el mejoramiento del paisajismo urbano, el cuidado y uso de los espacios públicos, protección de la fauna silvestre. En fin hace falta el desarrollo de políticas públicas coherentes con un desarrollo ambientalmente sustentable, que pasa por la revisión de las prioridades nacionales. Desde la educación ambiental podemos hacer un gran aporte al incorporar el tema en la opinión de cada persona que está involucrada directamente en nuestros proyectos.

¿Cómo ves el estado actual de la educación ambiental en Venezuela?
Desarticulada. Cada uno ocupado en lo de cada uno, y no miramos y apoyamos la iniciativa del amigo y compañero, mucho menos las ideas de quien tenemos más lejos.

Prometedora. Cuando hay múltiples iniciativas, comienza a cambiar el discurso de niños y jóvenes, y surgen nuevas actitudes ante el tema ambiental en el país, pienso que más pronto que tarde deben aparecer las políticas de Estado que fortalezcan la defensa de un ambiente sano, frente a las prioridades de desarrollo económico, que también tenemos en el país pero no son las únicas.

¿En función de lo anterior, cuáles serían las acciones más urgentes que habría que iniciar para hacer más efectiva y de mejor calidad la educación ambiental en el país?
  • Vincular más la educación de la escuela, el liceo y la universidad con la práctica comunitaria; aprender haciendo para que el educador ambiental entienda también en su discurso otras necesidades de la gente. 
  •  Articular espacios de encuentro entre organizaciones ambientales, y de otros sectores, para trabajar principalmente por políticas públicas por un ambiente sano. Para influir en el discurso de los políticos que dirigen y van a dirigir el país.
  •  Fortalecer las iniciativas locales de educación y participación en comunidades, escuelas y centros de trabajo, para pasar ya del mensaje de defensa ambiental a procesos respetuosos del ambiente y sus implicaciones con el ser humano.
  •  Formar a educadores, promotores comunitarios y profesionales en general en el desarrollo ambiental sustentable y crisis ecológica mundial. Darle alternativas de acción en sus campos profesionales.
  •  Difundir el mensaje por un ambiente sano en Venezuela, en todos los medios a los que tengamos acceso.


Notas:
*1:  Más información sobre este proyecto en: http://independent.academia.edu/JulioAlexander/Papers/326926/Proyecto_comunitario_de_reciclaje_de_residuos_en_Merida_CERCUS

14 oct 2011

¿A DÓNDE APUNTA LA JUSTICIA AMBIENTAL EN VENEZUELA?


"A 1 año y seis meses de prisión fue condenado Félix Marquez, por anillar un Samán en un fundo del estado Barinas"

Epa no es broma. Esa es una noticia que apareció en prensa. Realmente me quedé asombrado. ¿Un año por anillar un samán? Es decir por cortar la corteza de un árbol para que se muera y luego tumbarlo. Pero es de un sólo árbol. O al menos es lo que dice la noticia

 ¿Y entonces a cuantos años deberán ser condenados los responsables de que Venezuela tenga una de las tasas de deforestación más altas del hemisferio? ¿Cómo deberían ser sancionados a las instituciones gubernamentales del agro venezolano que promueven y financian la deforestación en zonas agrícolas, en cuencas y hasta en Parques Nacionales? ¿Cómo se deberían castigar a los promotores de la funesta idea de la "tierra ociosa" conque se califica a los terrenos que sólo estan produciendo agua, biodiversidad y capturando CO2?

O es que en Venezuela la justicia castiga sólo a las personas de pie, a los pequeños productores, a los que no tienen como defenderse.

Anillar un árbol para que muera y así poder tumbarlo es un acto vil y estúpido, pero al lado de lo que está ocurriendo en el país parece un chiste de mal gusto o un acto de enorme inequidad y desigualdad ante la ley.

Quizás al fin de cuentas sólo sea un intento de aparentar que se está cuidando el ambiente y castigando a los "culpables" de su destrucción.

Pero lo que me queda en la mente es la famosa frase de George Orwell en su novela "Rebelión en la Granja": que podemos parafrasear como: "Todos somos iguales, pero algunos son más iguales que otros"