9 nov 2009
Educadores Ambientales de Venezuela (La gente que está trabajando para hacer un mejor país) 6 – Cecilia Gómez Miliani
Por fin nos llegó la entrevista a una educadora ambiental que es una referencia importante en la región barinesa del país.
Cecilia Gómez formó parte de una de las primeras generaciones de ingenieros ambientales egresados de la UNELLEZ y le ha dedicado su vida a desarrollar una importante labor como docente y promotora de la educación ambiental en esa universidad. Cecilia tiene una maestría en Gerencia Ambiental del IUPFAN hoy UNEFA y es Doctora por la Universidad de Málaga, España. Actualmente docente a dedicación exclusiva en la UNELLEZ y Coordinadora del Capítulo Barinas – Portuguesa de la Asociación Civil VITALIS.
Para mi Cecilia es sinónimo de fortaleza y tenacidad. Sus virtudes nacen de raíz y se hicieron presentes como persona y como madre. Cecilia no siempre ha tenido las cosas fáciles, pero su espíritu ha sido más fuerte que la adversidad y aquí la tenemos aportando ideas y propuestas para un país mejor.
¿Puedes definirte como educadora ambiental?
Creo que un educador ambiental es aquel que principalmente practica lo que predica, en especial aquello que tiene que ver con el comportamiento amigable hacia el ambiente. No necesariamente tienes que tener un título académico, haber recibido una educación formal en el área, para ser un educador ambiental. El “título” de educador ambiental te lo ganas a fuerza de ser un ejemplo para los demás, cuando, independientemente del escenario en que te encuentres, al hacer referencia a los temas ambientales es a ti a quien se dirigen las miradas, porque a lo largo de tu trayectoria personal has mostrado que no solo tienes algunos conocimientos (no siempre te las sabes todas y lo reconoces) sino también la actitud para mejorar, desde el punto de vista ambiental, aunque sea el entorno inmediato en el que te desenvuelves.
Soy una educadora ambiental porque converso con mis vecinos sobre lo que hay que hacer para evitar generar tantos desechos sólidos y como pueden ser aprovechados algunos de ellos en beneficio de la comunidad; porque involucro a mis alumnos en diversas actividades, que sin ser una parte formal del contenido de la materia que manejo, se que le permitirán comprender el papel fundamental del ciudadano en la conservación del ambiente; porque enseño a mis hijos el valor de cada especie por insignificante que parezca; porque constantemente entre mis colegas intento transmitir la importancia que tiene para todos poder tener un mundo mejor, desde el punto de vista ambiental, ahora y en el futuro; porque cada vez que tengo oportunidad participo en programas radiales o publico artículos en la prensa de la ciudad de Barinas, donde resido actualmente, sobre temas relacionados con el comportamiento ambiental de los ciudadanos y de los integrantes de los entes gubernamentales y privados.
En síntesis, soy una educadora ambiental porque creo firmemente que es la herramienta fundamental para la formación de los seres humanos que necesitamos, si queremos seguir siendo parte del planeta que habitamos. La Tierra continuará sin nosotros, somos nosotros los que vamos a desaparecer si mantenemos nuestros comportamientos actuales.
¿Cómo llegaste a convertirte en educador ambiental?
Eso ha sido gracias a varias influencias que recibí a lo largo de mi vida: la primera de mi papá, quien siendo ingeniero agrónomo siempre nos inculcó a mi hermana y a mí el amor por la naturaleza, el respeto hacia el ambiente, la comprensión de que los seres humanos somos parte de ese maravilloso sistema que es la Tierra. En nuestros paseos junto a él no faltaba la pregunta relacionada con las especies vegetales que nos rodeaban, con las referencias a la altura, temperatura y rumbo del lugar donde nos encontrábamos y siempre llevábamos una bolsita para recoger nuestra basura y la que otros habían dejado, cosa que originalmente nos parecía absurda pero que ahora yo sigo practicando con mis hijos. Mi papá era un educador ambiental.
Luego, en mi paso por el Instituto de Educación Integral en Maracay, donde hice mi primaria y parte de mis estudios de bachillerato, se reforzaron las enseñanzas paternas pues allí era constante la práctica “conservacionista” a través de diversas actividades: obras de teatro relacionadas con una situación ambiental particular, la siembra y mantenimiento constante de árboles tanto dentro como fuera del colegio, la visita a áreas naturales cercanas, la práctica del reciclaje y reutilización de materiales, los bailes típicos relacionados con el entorno. Ello hizo que mi interés por el ambiente se acrecentara y probablemente por eso escogí la profesión que hoy tengo.
Ya en la UNELLEZ una influencia importante para mí fue la del profesor Jesús Delgado quien me inició en el mundo maravilloso de los juegos ecológicos, actividades que se llevaban a cabo a nivel nacional y que gracias a él y a Alejandro Álvarez-Iragorry, en Guanare, ciudad de provincia a veces olvidada, también tuvimos la ocasión de incorporar a los niños a esta experiencia educativa-recreativa. En esa oportunidad muchos estudiantes de la UNELLEZ, específicamente de la carrera en Ingeniería de Recursos Naturales Renovables, formamos parte de los “instructores” encargados de canalizar la energía de los niños para enseñarles, en forma divertida, los conceptos esenciales de la ecología y del funcionamiento del ambiente.
Finalmente el postgrado en el IUPFAN, hoy UNEFA, hizo posible que mi camino se cruzara con el de Diego Díaz Martín, un ser comprometido en cuerpo y alma con la causa ambiental, quien no solo me enseñó cómo era la gerencia de la educación ambiental (título que recibía la materia que tenía bajo su responsabilidad en el postgrado) sino que me mostró los caminos para llevarla a la práctica en forma eficaz, efectiva y eficiente, a través del trabajo dentro de las organizaciones no gubernamentales. Así me involucré primero con FUDENA y luego y hasta hoy con la acción de VITALIS.
¿Cuál es el proyecto más significativo en materia de educación ambiental en el cual has participado o participas?
Puedo mencionar dos: El Proyecto de los Juegos Ecológicos en los Parques que fue el primer proyecto de educación ambiental en el que estuve involucrada (año 1979). Este proyecto me permitió poner en práctica la parte lúdica de la educación ambiental despertando a la niña que tengo dentro y poniéndola en contacto con otros niños, quienes muchas veces fueron mis maestros. Fue un proyecto muy interesante y divertido. Con él aprendí que el proceso de enseñanza-aprendizaje no tiene que ser una actividad rígida, donde solo hay una persona que habla (el docente) y un grupo de oyentes que toman nota como autómatas (los alumnos), que tiene que llevarse a cabo en un recinto cerrado y donde solo se utilizan el lápiz, el cuaderno, el pizarrón y las tizas. Este proyecto me dio la visión de que la educación ambiental puede practicarse en cualquier parte y con cualquier herramienta, siempre y cuando se tengan claros los conceptos que se desean compartir y a qué audiencia van dirigidos.
El segundo proyecto en el que estoy involucrada desde el año 2004 se lleva a cabo a nivel nacional bajo la conducción de VITALIS y se denomina “Actualización y formación de docentes de la Escuela Básica en nuevas estrategias didácticas para el enseñanza de temas ambientales y la promoción de Ciencia y Tecnología”. Este proyecto busca contribuir con la formación en valores, conocimientos y comportamientos cónsonos con la conservación ambiental y el desarrollo sustentable de nuestro país, tanto de los estudiantes de educación básica como de sus docentes. Para ello se diseñó un calendario ambiental y una guía para el docente donde están reflejadas las principales efemérides ambientales de Venezuela. En la guía estas efemérides son descritas de forma sencilla y concisa, resaltando su origen y la razón de su declaración, presentando además una serie de actividades que el docente puede realizar con sus estudiantes, para reforzar los contenidos ambientales descritos. Con este proyecto se ha llevado el mensaje conservacionista a un gran número de docentes y a sus alumnos en varias ciudades del territorio nacional. Este proyecto me ha gustado mucho porque creo que es una manera de apoyar a los docentes que están ávidos de recibir información actualizada en la temática ambiental. Además nos permite llegar indirectamente a muchos niños. Los resultados de este proyecto son evaluados anualmente de manera que nos permite hacer los ajustes necesarios para que cada vez el calendario sea un mejor instrumento para la educación ambiental.
¿Cómo ves el estado actual de la educación ambiental en Venezuela?
A pesar de los esfuerzos realizados por diversas instancias, cada vez veo como las actuaciones de los ciudadanos evidencian el desconocimiento que existe en relación a la interconexión que hay entre los factores sociales y el ambiente. Actualmente se da prioridad a otros asuntos, sobre todo a los aspectos materiales, el interés por el tener más que por el ser. El aumento de la población, con todas sus consecuencias (más desechos sólidos, más demandas de servicios, mayores requerimientos de energía y alimentos, entre otras) y la falta de planificación de los entes gubernamentales, son una pequeña muestra de que la educación ambiental no ha rendido sus frutos. Los procesos educativos ven sus resultados a largo plazo y si las manifestaciones sociales antes mencionadas aún se mantienen y muchas veces se incrementan es porque no se han internalizado las enseñanzas de la educación ambiental. Se supone que si todos tuviésemos claro el papel que nuestro comportamiento individual o colectivo tiene sobre el ambiente la situación debería ser diferente.
Desde el año 1986 he estado oyendo las intenciones del Ministerio del Ambiente de dedicar parte de su esfuerzo a actividades de educación ambiental. En la UNELLEZ se forman Ingenieros de Recursos Naturales Renovables desde el año 1977, y existe un postgrado en Educación Ambiental desde 1992, entonces ¿por qué nuestra sociedad sigue comportándose como se comporta? ¿Por qué estos esfuerzos no han cumplido su cometido? Tal vez los títulos académicos se están utilizando más como estatus social que como muestra real del compromiso adquirido. Tal vez los proyectos se quedan en el papel y no son ejecutados como se planifican.
¿Qué sería lo más importante que habría que hacer para mejorar la educación ambiental en el país?
Creo que las organizaciones e instituciones que llevan a cabo proyectos de educación ambiental deben ponerse de acuerdo con respecto a los trabajos que están desarrollando o que tienen planificado ejecutar, de manera que no se dupliquen esfuerzos en proyectos similares. Los recursos son escasos y hay que hacer un uso eficiente de ellos. Además, como lo dije antes, los resultados de los proyectos de educación ambiental se ven en el largo plazo por lo que el trabajo debe ser colaborativo, sumativo, no puede verse como una competencia feroz por ver quien figura más o quien obtiene más financiamiento.
Por otra parte es necesario ir más allá de la planificación de los proyectos. Es importante ejecutarlos y más importante aún evaluarlos y divulgar los resultados de esta evaluación. ¿Cuántas experiencias han sido exitosas y no se han dado a conocer sus resultados para replicarlos en otros entornos o para repetirlos en el mismo donde fueron aplicadas? ¿Cuántas simplemente no se sabe si alcanzaron los resultados esperados? ¿Cuántas se quedan en simples papeles que cumplieron un requisito? Este proceso de evaluación debe ser una labor seria que arroje los resultados reales del proyecto y no ser una operación que recoja una verdad manipulada para complacer a los que lo financiaron.
Un comentario final
Creo en la educación ambiental como una herramienta para la formación del ciudadano ambientalmente consciente que estamos necesitando desde hace varios años atrás. Si todos recibimos una educación que nos permita entender e internalizar la importancia de actuar conforme lo establecen las normas del entorno natural, independientemente de la profesión, del trabajo, de la responsabilidad que tengamos y en cualquier etapa de nuestra vida, siempre sabremos comportarnos anteponiendo la lógica ambiental a cualquier otro interés que nos aparezca.
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