22 mar 2010

Educadores Ambientales de Venezuela (La gente que está trabajando para hacer un mejor país) Los primeros diez




“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”
Bertolt Brecht

He decidido hacer un alto en las entrevistas de los educadores ambientales de Venezuela para hacer una primera mirada a las entrevistas publicadas hasta ahora, y así tratar de conseguir algunos patrones e ideas comunes, quizás incluso algunas pistas acerca de las tendencias e identidad de la educación ambiental en Venezuela.

En beneficio de los que no hayan leído las entradas anteriores, les resumo cómo va esto: En julio pasado comenzamos a publicar en este blog una serie de entrevistas a educadores ambientales de Venezuela. El cuestionario de la entrevista era sencillo, formado por cinco preguntas abiertas y un comentario libre al final. Las preguntas se repitieron en todas las entrevistas de tal manera de poder tener una base común de comparación.

Otro elemento importante fue el criterio de selección de los participantes. En particular se quería contactar con personas que estuvieran ligadas a proyectos educativos ambientales de largo plazo; que estuvieran laborando en los distintos ámbitos del territorio nacional y que usaran temas y enfoques novedosos e interesantes.

Estos criterios  excluyeron (al menos en esta etapa) a las personas que trabajan únicamente como docentes de educación formal. Pero además de esta, no había ninguna otra limitación referida a edad, formación profesional, orientación ideológica o tema de interés en el campo ambiental.

Con esta idea en mente, publicamos las opiniones, ideas y querencias de Esmeralda Mujica, Maritza Pulido, Pablo Kaplún, Carelia Hidalgo, Anita Reyna, Cecilia Gómez, Nay Valero, María Eugenia Gil, Jordana Ayala y Marisabel Santana.  Sus respuestas fueron variadas, nos contaron sobre importantes proyectos y nos hablaron sobre su visión de la educación ambiental en Venezuela.

¿Qué elementos comunes o interesantes conseguimos?
El primero que salta a la vista, es que en esta muestra, la enorme mayoría son mujeres (Pablo: vaya compromiso el tuyo de representar a todo el gremio tú solo) No es que no invitáramos a más hombres a hablar, pero quiénes aceptaron la invitación con mayor entusiasmo fueron las mujeres. Por otra parte, no estoy seguro sí esta tendencia pueda estar relacionada con que la educación en nuestro país, al menos en los niveles iniciales, sea una profesión mayoritariamente femenina o también al enorme crecimiento de la profesionalización y visibilidad social de las mujeres en Venezuela en las últimas décadas. En todo caso son el grupo que ha estado más dispuesto a expresar sus ideas y valorar los esfuerzos que han realizado.

Igualmente, hay variados sitios de trabajo, principalmente ONG y universidades. Incluso los que combinan más de un sombrero (todavía no logro vencer la reticencia a hablar libremente de los que trabajan en la administración pública)

Así mismo parece que es posible transitar el camino de la educación ambiental desde muy variados inicios. Si nos atenemos a la formación inicial de este primer grupo encontramos a tres educadoras, dos ingenieras: una agrónoma y otra en conservación de recursos naturales renovables, una bióloga, un geógrafo, una actriz de teatro, una periodista y una TSU en administración e informática. Muchos caminos conducen, no a Roma, si no a la educación ambiental. Lo que finalmente importó no fue donde se iniciaron, sino la pasión con que transitaron sus caminos. Para la mayoría, como nos cuenta María Eugenia, hacer lo que hacen es celebrar la vida.

A pesar de los diferentes orígenes, la mayoría nos habla de cómo ha buscado desarrollarse como profesionales de la educación ambiental, algunos incluso con un alto nivel de formación. No importa dónde se iniciaron lo que importa es que se están preparando continuamente para la acción educativa ambiental.

Lo que los une, es una fuerte vocación de servicio: Casi todos hablan de la necesidad de educar, de ayudar, de actuar frente al deterioro de la naturaleza,  así como también como nos dijo Pablo, “poner la ciencia al servicio de la gente”. La educación ambiental es una pulsión que empuja y transforma, es, como dice Nay,  comprender que ser educador ambiental es un proyecto de vida.

La mayoría tuvieron grandes influencias que los marcaron: padres, maestros, profesores, hasta figuras de la conservación. Muchos tuvieron contacto temprano con la naturaleza y los problemas ambientales. Así Cecilia nos habla con orgullo de la influencia que tuvieron su padre y sus profesores y Anita y Jordana nos cuentan de las excursiones y campamentos que realizaron cuando eran niñas.

Muchas de estas personas son aún jóvenes, pero en su mayoría tienen una larga trayectoria de trabajo educativo y activismo ambiental y social, tal como nos relató Jordana que viene trabajando en el ambientalismo desde la época de Río 92.

Es muy interesante ver que muchos de los entrevistados hablan de que al inicio de sus carreras un proyecto en el que se involucraron, los impactó de tal manera que los impulsó hacia la educación ambiental. Es dramático oír a Marisabel recordar como la visión de aves muertas y niños asustados que vio en un operativo contra la extracción ilegal de fauna silvestre, la empujó hacia la educación ambiental de las comunidades.

Un alerta que nos dejan, es que muchos de los proyectos de gran importancia en los cuales nuestros entrevistados fueron actores principales, ya no existen o fueron desvirtuados.  Un ejemplo triste nos lo trajo Esmeralda al contarnos como el proyecto del Ecomuseo de San Esteban, es ya "historia"  a pesar del extraordinario trabajo de desarrollo social que nació de relacionar el patrimonio histórico-cultural con el patrimonio ambiental. Pero a la vez, muchos siguen luchando, hasta con las uñas, por mantener a largo plazo sus proyectos "imposibles"; y así sigue adelante, a pesar de todo,  proyectos como el  CenecoAgro y “Mi pequeño planeta” como nos cuentan Carelia y Marisabel respectivamente. Igualmente, es hermoso sentir el enorme orgullo con que Jordana y Anita nos hablan de los proyectos de la Fundación Tierra Viva.

¿Hay alguna conclusión preliminar en este primer corte?
Me quedó claro que hacer educación ambiental en Venezuela es asunto de una pasión por la naturaleza y por el ser humano. Es también tratar permanentemente de responder con acciones a la pregunta con que nos interpela Esmeralda: “¿de verdad la educación ambiental sirve? O es algo que inventamos, pero no lo sabemos expresar a los demás seres humanos lo que queremos”

Finalmente entiendo que la educación ambiental en nuestro país está siendo hecha por  personas luchadoras, tercas y con una visión de servicio en la vida. Todos luchan contra las dificultades, a veces de manera muy intensa y dura, pero todos parecen creer vivamente en la extraordinaria frase que nos regaló Maritza: “el pecado más grande es no hacer nada porque piensas que solo puedes hacer muy poco” E. Burke (1729-1797).

Hasta las próximas diez.

5 comentarios:

  1. Muy importante la difusión de todo este trabajo y de lo que cada quien realiza en pro del ambiente, especialmente en este momento en que lo ambiental está en el tapete. Desgraciadamente cuando los efectos son negativos.
    ¿Y cupando el twitter para llegarle más rápido a la gente?

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  2. Hola Lilia, gracias por tu comentario, lo de twitter lo he pensado, pero aún es una novedad en Venezuela centrado en un grupo muy particular (y reducido en porcentaje del total) Pero me imagino que esto cambiará en relativamente corto tiempo, si nos dejan como dice el bolero, así que tendré que considerar al pajarito para el envío de mensajes

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  3. Te felicito una vez más Alejandro, realmente creo que los educadores compartimos otras inquietudes que de alguna forma quedaron reflejadas en las entrevistas. Nos falta cultura de trabajar en redes y fortalecer nuestro trabajo. Tenemos un conocimiento acumulado desde nuestras experiencias que debemos compartir. Nos preocupa la falta de continuidad de los proyectos y los pocos recursos asignados a la Educación Ambiental.

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  4. Realmente es bastante frecuente ver como trabajamos, contra todo pronóstico negativo. Pero también aislados, desaprovechando las fortalezas que tiene cada uno. Siempre he dicho que la educación es una carrera de resistencia y no de velocidad, y ahora le agregaría, de constancia y "tozudez". Más aun en estos tiempos. Muchas felicitaciones Alejandro.

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  5. Hola Carelia,

    Me parecen muy interesantes tus adiciones a las conclusiones de "Los primeros diez" Creo incluso que la falta de procesos de sistematización y divulgación de las experiencias realizadas es una plaga que debemos entre todos combatir. Es necesario aprender a evaluar y compartir los resultados. Por lo demás la ausencia crónica de recursos y la falta de continuidad puede tener una aspirina que ayude a sobrellevarlos: el trabajo en red, el cual estamos trabajando para cambiarlo desde este blog y desde FOVEA

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