Hoy es día mundial de la biodiversidad. Eso suena a cosa de científicos, pero es la fiesta de la vida. Suena también a que en Venezuela no estamos para fiestas. A pesar de ello, hablar de la variedad de la vida es mucho más que ciencia y celebraciones inadecuadas, es un reencuentro posible con lo que somos y lo que podemos ser.
Venezuela debe reconstruirse desde una nueva perspectiva. Ya no podemos ser vistos como el país del petróleo y las políticas populistas, tenemos que ser percibidos como lo que somos: Un país lleno de vida.
La biodiversidad está mezclada con nuestro pasado, presente y futuro, con nuestra cultura y nuestras esperanzas. Está en mi vida, la tuya y la de todas las personas.
En homenaje a la vida contemos algunas anécdotas, reflexiones y deseos sobre la biodiversidad en la vida cotidiana de la Venezuela actual.
El señor Johnny
Lo conocí en San Diego de Cabrutica, un pueblo al sur del estado Anzoátegui, durante un taller para mostrar a comunidades locales el valor de la biodiversidad. Representaba el típico llanero zamarro, hablador y bromista.
En el taller hablábamos sobre el valor de las especies locales para sus comunidades. Cada vez que se nombraba una especie, él decía: “Ese bicho sabe sabroso”, “También comí de eso”… Luego de un rato, yo andaba un poco fastidiado porque me estaba convirtiendo el taller en un torneo gastronómico, y le pregunté: “Señor Johnny, usted como que ha comido hasta zamuro” a lo que me respondió inmediatamente: “¡Noooo! ese bicho es muy duro”…
No estamos dando respuestas a las comunidades pobres sobre cómo usar la biodiversidad para mejorar sus condiciones de vida. Nos empeñamos en contarle cosas que no le importan, ni les benefician de ninguna manera. Mientras tanto las comunidades siguen usando los recursos naturales a su alcance, a veces de manera inadecuada. Ellos no son científicos ni conservacionistas, son gente pobre y lo que le importa a la gente pobre es vivir como se pueda.
En la Venezuela que necesitamos deberemos conectar de manera responsable, respetuosa y con justicia las necesidades de las personas con su biodiversidad.
Pendare
Es una comunidad indígena piaroa (Uwottuja) localizada en el río Sipapo en el estado Amazonas. Allí aprendí que hay más de una manera de entender el mundo y su biodiversidad.
Los indígenas leen su entorno como un reservorio de recursos y significados. Lo que para nosotros es simplemente “selva” y “bichos” para ellos es alimento, herramientas, medicamentos, creencias, religión, cultura, identidad y muchas cosas más. Todo su entorno es parte integral de sus vidas.
Hace muchos años, el mundo occidental y su visión materialista de la naturaleza, comenzó a intervenir en sus vidas y su cultura. Luego la llegada de la fiebre del oro a sus vidas fue, y es, un acto criminal. La mina destruye sus vidas, sus costumbres y su biodiversidad. En palabras de un líder Ye´kuana del Caura: “Cuando los mineros se retiran de una zona, sólo dejan división, conflictos y destrucción”. Una antropóloga me dijo: “La destrucción de la biodiversidad y los ríos es la destrucción de las culturas indígenas”. El Arco Minero es la bomba final que pende sobre ellos.
En la Venezuela que necesitamos entenderemos que la biodiversidad es nuestra principal riqueza y que las comunidades indígenas pueden y deben ser guardianes de los mayores tesoros de nuestro país.
Sumito
Sumito Estévez es un cocinero que ha sabido manejar su marca personal para convertirse en una celebridad por mérito propio. Junto con otros especialistas en el arte de la cocina ha trascendido de las formas tradicionales de la “buena mesa” para trabajar a partir de los ingredientes y culturas locales y convertirlos en productos de exportación.
Este artista de la cocina ha entendido que utilizar y transformar la cultura gastronómica del pueblo margariteño exige dedicación y respeto. Pero a la vez de audacia y creatividad. Todo ello para convertir a un plato de pescadores en algo que pueda interesar a muchos, a la vez que beneficia al pescador y al ambiente.
La comunidad de científicos y ambientalistas de Venezuela no hemos sabido acompañar esas propuestas. En ocasiones han sido atacadas, despreciadas o miradas con mucha desconfianza. En ese sentido hemos sido enormemente hipócritas al criticarlo, mientras a la vez callamos los desmanes de los mercaderes de la fauna y la flora venezolana, los grandes explotadores, los que han llevado nuestra industria pesquera y nuestros pescadores a la ruina.
En la Venezuela que necesitamos conectaremos la biodiversidad con nuestra cultura de múltiples maneras para hacer de lo venezolano una marca de orgullo y valor para el mundo, pero en particular para nosotros mismos.
Guaire
Trichomycterus mondolfi es el nombre científico de un pequeño bagre habitante de la cuenca del río Tuy. Fue también bautizado como bagre de Chacaito entre otros nombres locales. Pero sus nombres no le dicen nada a la enorme mayoría de los habitantes de esa cuenca.
A pesar de ello tiene una gran importancia. Su presencia o ausencia habla de la salud de los ríos. Sólo está presente en las cabeceras de cuerpos de agua no contaminados.
El crecimiento de Caracas no tomó en cuenta a la naturaleza. Así fueron convertidos sus ríos y quebradas en cloacas al aire libre y fue excluida su biodiversidad. Esta acción ha tenido costos muy altos para la ciudad y los tendrá aún mayores cuando nos haga falta esa agua limpia que una vez tuvimos y compartimos con el bagre de Chacaito y muchas otras especies.
En la Venezuela que necesitamos entenderemos que destruir el ambiente en nombre de un supuesto desarrollo es una estupidez suicida, que el agua, los bosques y todos los demás componentes de nuestra riqueza biológica son los seguros de vida de nuestra sociedad.
Boleíta
Es una zona urbana al este de Caracas. En la colonia una gran hacienda le dio su nombre al lugar. Allí el maestro Cabré, pintó dos cuadros de una laguna hoy desaparecida. Más adelante en ese sector abundaban huertos de migrantes portugueses que abastecían de verduras la ciudad. Luego fue convertida en zona industrial y más recientemente se transformó, de nuevo, en un área donde se mezclan de manera caótica usos industriales, comerciales y residenciales. La biodiversidad desapareció.
O quizás no. Al menos no del todo. Les cuento un secreto. Los domingos en la calle Santa Ana de Boleíta se hace un mercado popular. Allí encontrarán a una señora que vende unas de las mayores y mejores variedades de ajíes que he visto y probado.
En la Venezuela que necesitamos valorizaremos nuestros productos naturales y nuestra cultura como la esencia de lo que somos y el potencial de lo que llegaremos a ser.
Pajaritos
La industria del turismo de naturaleza está creciendo de manera importante y es una alternativa importante en países como Costa Rica y Colombia.
Venezuela es el sexto país de mayor diversidad de aves en el ámbito global. Además su enorme variedad de paisajes hace posible que aquí convivan especies representativas de muchas regiones biológicas.
Al principio del gobierno del presidente Chávez, un estudio sobre potencial turístico, pagado por el ejecutivo nacional, mostró el enorme potencial que el país tenía en el tema de turismo de naturaleza y sugirió fomentar rápidamente esta modalidad turística. Estas recomendaciones nunca fueron aplicadas.
En la Venezuela que necesitamos la biodiversidad utilizada de manera sustentable será un componente central de nuestra riqueza como nación. Riqueza de un país sin hambre, ni miseria.
Herpetología
Ese es el estudio científico de los reptiles y los anfibios.
Esos grupos de animales representan una enorme paradoja: Los científicos que los estudian conocen la enorme importancia de esas especies para la salud de los ecosistemas. Pero para muchas personas representan animales atemorizantes o repugnantes.
Entre las especies de reptiles un pequeño grupo de serpientes son venenosas y pueden ser peligrosas. Pero a la vez, su acción de control sobre plagas como ratas y ratones hace que su presencia en los espacios naturales sea inestimable.
Sólo científicos bien formados y con capacidad para comunicarse con el resto de la sociedad pueden ayudar a tender puentes entre estas realidades. Su labor debe ser educar sobre cómo el respeto y la información pueden ayudar a convivir a los humanos con estos animales.
Tenemos que formar muchos herpetólogos más. Diego Arellano era uno de ellos. Fue asesinado.
En la Venezuela que necesitamos, la defensa de la vida será integral. Toda vida es necesaria. Todos somos parte de la trama de un país que crecerá en un gran árbol de la vida.
Futuro
¿Seguiremos ignorando esas realidades? ¿Seguiremos encadenados a la idea de que el petróleo y el oro son sinónimos de riqueza? ¿Seguiremos con los ojos cerrados al tesoro vivo de nuestra biodiversidad? ¿Seguiremos promoviendo la cultura de la muerte y no la de la vida?
Hay una Venezuela posible, próspera, sana y ecológicamente equilibrada frente a nosotros, podemos alcanzarla.
Feliz día de la biodiversidad.
Tocayo, excelente artículo
ResponderEliminarEs un orgullo contar con investigadores que como tú orientan el camino a seguir proponiendo las acciones necesarias para lograr una mejor relación con el ambiente . Gracias Alejandro !
ResponderEliminarFelicitaciones por este artículo. Desde mis tiempos de bachillerato por allá por los años 70 vengo escuchando promesas electorales sobre la potencialidad turística de nuestro país, basado en lo que Ud comenta en este artículo, pero tan pronto toman el gobierno las promesas se vuelven sal y agua.
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