Recientemente, el Ejecutivo Nacional decretó la creación del Ministerio del Poder Popular de Vivienda, Hábitat y Ecosocialismo a la vez que ordenó la supresión del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente (Ver texto del decreto)
Esta decisión representó el cambio más importante en la política ambiental del país desde la creación del Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales Renovables en 1977.
La medida generó una enorme sorpresa y contrariedad entre las personas relacionadas con la conservación, investigación y gestión del ambiente. Esta percepción ha quedado plasmada en un importante número de declaraciones y artículos de opinión (una recopilación de estos artículos está disponible en el Portal de Desarrollo Sustentable)
Revisando los textos publicados hasta la fecha, parece existir un acuerdo básico en considerar inconveniente tal decisión. Esta idea ha sido expresada tanto por personas afectas a las políticas gubernamentales, como aquellos críticos a las mismas. Tal consenso resulta una novedad en la historia reciente de Venezuela marcada por una extrema división y polarización entre muchos grupos sociales.
Por otra parte, al analizar los mismos es posible clasificar los argumentos utilizados en cuatro ideas básicas:
- Se percibe esta decisión como un retroceso en materia de desarrollo institucional en un país pionero y con avances innegables en este tema, y, aún peor, por parte de un gobierno que se presenta como adalid de las causas ambientales del mundo.
- Se consideran incompatibles las funciones de un ministerio que debe actuar como ente rector de las políticas ambientales del país – que deberían ser transversales a toda la acción del Estado – con las de un ministerio dirigido al desarrollo urbano y que a su vez, sus actividades deberían ser orientadas y supervisadas por el primero.
- Se percibe una desproporción entre los retos ambientales que afectan al país y el hecho de que de ahora en adelante estos deberán ser asumidos por una institución degradada al rango de “sub-ministerio” (luego aclaro este término) y
- Finalmente, un grupo expresa estar en desacuerdo con el uso del concepto de “Ecosocialismo” para definir el objeto del nuevo ministerio y por lo contrario otro grupo celebra y apoya esta decisión.
Debo decir que procuraré realizar este trabajo de la manera más honesta posible, aunque no necesariamente de manera objetiva, ya que estoy totalmente en desacuerdo con esta decisión. Para mayor rigurosidad del trabajo, todas las citas que se hacen en el texto pueden ser revisadas mediante los enlaces colocados en cada caso.
Fundamentado en lo anterior iniciemos en este artículo el análisis del primer grupo de argumentos:
¿Vamos hacia atrás? O “ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario”
Muchos de los artículos críticos cuestionan la inconveniencia de destruir una de las historias de éxito de Venezuela al haber sido un país pionero y líder regional en materia de institucionalización y desarrollo de políticas para la gestión ambiental.
En tal sentido, quizás valga la pena preguntarse: ¿haber avanzado tempranamente en estos temas fue de alguna utilidad para el país?
Un resumen apretado y no exhaustivo de estos logros son los siguientes: Durante los treinta y siete años de existencia del Ministerio del Ambiente (MINAMB) se decretaron treinta y uno de los Parques Nacionales existentes, lo cual permite la protección de los ecosistemas que producen el 70% de la electricidad y el 80% del agua consumida en el país y se creó el sistema de administración hidráulica de Venezuela. Por otra parte se implantaron múltiples programas de conservación de la biodiversidad, se concretaron Planes de Ordenamiento del Territorio para todo el país, se establecieron Normas Técnicas especializadas para el control de contaminantes, mitigación de daños ambientales y procedimientos para la realización de estudios de impacto ambiental y se implantaron programas de control y guardería de las actividades generadoras de daños ambientales. Asimismo, se promovió la inserción de programas de educación ambiental en todos los niveles de enseñanza y se realizaron acciones para el cumplimiento de los compromisos internacionales del país en materia de protección de diversos temas ambientales y del desarrollo sustentable.
Por supuesto esto no quiere decir que su labor fue totalmente satisfactoria, ya que igualmente a lo largo de estos años hubo muchas fallas, errores y omisiones, incluso graves, pero el balance es enormemente positivo en cualquier contabilidad que se haga y estos logros, representan avances importantes en materia de gestión ambiental en comparación con otros países vecinos similares a Venezuela, y así fue reconocido incluso por el Presidente de la República en su reciente discurso en la ONU.
Creo que hay que destacar un logro adicional que quizás no es tan visible. Durante esos años y hasta el presente, una gran cantidad de trabajadores del MINAMB y sus instituciones adscritas, fueron la vanguardia de una lucha muy desigual dirigida a resistir las apetencias, intereses y negociados de todo un ejército de empresarios y políticos inescrupulosos que siempre consideraron las normas ambientales como una limitación excesiva a sus ambiciones.
Quizás también valga la pena decir que el último capítulo de esta guerra fue el progresivo desmantelamiento de sus cuadros técnicos, el secuestro de sus funciones por otros entes gubernamentales, la contracción de su capacidad de acción real y la depreciación de su presupuesto a niveles incompatibles con la importancia de sus funciones. Es posible que esa acción fuese el preámbulo a la decisión actual y justifica para muchos su eliminación final.
Es importante añadir que en algunos de los textos críticos escritos por personas ideológicamente cercanos al gobierno, argumentan que no solo no se debió eliminar el ministerio del ambiente, sino que por el contrario se debió elevar al nivel de Vice-Presidencia (en este caso de Vice-Presidencia de Ecosocialismo)
Frente a estas críticas, el Ministro Ricardo Molina, actuando como vocero del Gobierno Nacional, respondió que no se habían sumado dos ministerios, sino que se había creado uno nuevo, cuyo nombre ahora sería (noten el giro) de “Ecosocialismo, Vivienda y Hábitat” Que este no sea el que aparece en la Gaceta Oficial no parece ser problema para el ministro.
Asimismo declaró que el presidente Maduro “está dando un paso adelante mundial, no hay ministerio en ninguna parte del mundo que anteponga la palabra ecosocialismo…”.
Según el ministro, no sólo no perdimos nada, sino que ahora volvemos a estar en posición de vanguardia. Me parece una idea brillante por parte de este funcionario. Que esto haya sido logrado a través de mezclar las funciones de rectoría ambiental con las de construcción de viviendas es un detalle menor. Quizás los colombianos nos pueden explicar que tal funcionó en su país durante el gobierno del presidente Uribe, del cual quizás se tomó la idea de esta fusión.
En relación con el argumento dado por el ministro, uno puede pensar que, en los años setenta del siglo pasado una de las tendencias globales que definieron las políticas internacionales y nacionales, fue la preocupación por el deterioro ambiental, y por ello fue realmente revolucionario avanzar tempranamente en esa dirección. Por otra parte, no sé si será demostrable que el ecosocialismo en este momento sea una tendencia global.
Lo que sí parece ser palpable, es la necesidad que tiene los voceros gubernamentales de cambiar la percepción negativa inicial sobre la decisión, tanto dentro como fuera del país, en particular entre los grupos cercanos al gobierno.
Por tal razón, el gobierno ha tenido que apresurarse a reafirmar en el plano internacional su discurso político ambientalista. A la vez que hacia dentro del país ratificar su apego a los lineamientos expresados en el Objetivo 5 del Plan de la Patria y aclarar que serán mantenidas todas las funciones y actividades asignadas al extinto ministerio.
A pesar de la necesidad de mejorar la percepción en relación con la decisión tomada, en ninguna de estas explicaciones se intenta presentar, y mucho menos justificar, las razones por las cuales se consideró necesario eliminar al MINAMB, en vez de por el contrario fortalecerlo en consonancia con los principios que el gobierno dice defender.
Un elemento adicional que surge en el análisis, es que en varias de las declaraciones recientes realizadas por voceros gubernamentales aparecen ideas que no estaban o son distintas a las presentadas en los primeros momentos luego de que fuese comunicada la decisión de la desaparición del MINAMB. Asimismo se evidencia en las mismas una gran confusión conceptual y técnica por parte de estos funcionarios. Tales imprecisiones sugieren que sobre la marcha y de manera improvisada ha sido necesario corregir y explicar aspectos que resultaron inaceptables para algunos grupos o que simplemente nunca estuvieron totalmente definidos y justificados.
Finalmente, este primer análisis parece dejar en evidencia que la decisión fue arbitraria y que sus motivaciones políticas no están para nada claras. Por lo contrario, quizás haya que buscar explicaciones relativas a intereses grupales con vaya usted a saber cuáles objetivos. Por ello, parafraseando al cantautor dominicano Juan Luis Guerra da la impresión que en Venezuela en materia ambiental "la guagua va en reversa”.
Esta "guagua va en reversa"
ResponderEliminarNadie sabe con qué objetivo
Por eso humilde les pido
Nadie pare la conversa
Que mi derecho se ejerza
Con todo y su colorido
Si el ministerio fue "ido"
Lo torcido se endereza
Pongámosle pues cabeza
Con más amor que Cupido
Adolfo F. Cardozo B.