18 may 2017

La raíz de la vida: Ser biólogo en tiempos difíciles


Ilustración: EDO



¡Oh yo, vida! Todas estas cuestiones me asaltan…
Walt Whitman


Escribo estas líneas en memoria de Diego, Armando y las más de 50 personas asesinadas sólo en este año en el contexto de las protestas que se vienen realizando en Venezuela. Son mis propias reflexiones sobre lo que para mí significa ser biólogo en estos días, por ello me perdonan si hablo en primera persona.

1

“Bio” es una raíz de origen griego que significa vida. Es usada para construir palabras como biografía, biología, biofilia y bioética.

Cuenta mi madre que desde niño tuve aptitudes para la biología. Lo dice, porque según ella, me la pasaba horas enteras mirando la actividad incesante de las hormigas en sus hormigueros. Más adelante disfrutaba viendo documentales de la naturaleza en el antiguo Canal 5.

No sé si para ser coherente con este interés decidí ser biólogo. Para muchos esta resolución es parecida a la de ser economista o taxista: Conseguir un medio para ganarse la vida. Pero no todos lo vemos de esa manera. Aunque por supuesto esperaba que ser biólogo me ayudara a ganarme la vida, esa era sólo una parte de lo que me  gustaba de esa ciencia.

Un biólogo es un científico que estudia el fenómeno de la vida. Pero personalmente creo que uno no puede estudiar algo que no ama. Es como ser médico o artista. En esas profesiones quienes no sientan, en cada caso, un compromiso con la vida de sus pacientes o con el arte, quizás puedan llegar a ser profesionales exitosos, pero su trabajo siempre será imperfecto.

Para mi ser biólogo es un compromiso ético con la vida sobre la Tierra. Desde esta perspectiva los biólogos queremos estudiarla para entender el milagro de la vida. Y luego a partir de allí poder expandir su fuerza en miles de aspectos aplicados a nuestra existencia humana. Acciones que deberían hacerse en permanente diálogo respetuoso con la Naturaleza.

Hablar de compromisos con la Tierra o la Naturaleza suena a discurso populista o a fantasías hippies. Pero la experiencia global nos recuerda que tratar de imponer dinámicas que ignoren los procesos naturales, generalmente termina en degradación humana, cuando no en tragedias.

2

En los últimos años me he ido acercando cada vez más al mundo de los defensores de los derechos humanos.  En principio el trabajo de estas personas no parece tener nada que ver con el de un biólogo por muy perdido que esté.

Pero los derechos humanos parten de una premisa: todos tenemos el derecho a tener vida digna y en libertad. A su vez es claro que si no existen las condiciones ambientales mínimas simplemente estos derechos no pudieran existir.

Piensen por un momento como es vivir en una comunidad donde el agua llega cada cuarenta y cinco días, no hay servicio de cloacas, ni de recolección de desechos. Esos sitios existen en Venezuela, muchos de ellos muy cerca de cada uno de ustedes.

Vivimos en un país con un enorme grado de injusticia ambiental y luchar contra ella también es parte de la labor de alguien que ama la vida.

Algunos creen que esos problemas se solucionan con una buena gestión ambiental realizada por gente profesional, honesta y con sentido de justicia. Sí, eso es parte de lo que se necesita, pero a ello necesitamos unirle una ética de la naturaleza. Algunos autores lo han llamado también ética de la sustentabilidad. No es sólo ser eficientes, es conectar las necesidades humanas actuales y futuras con las dinámicas territoriales y hacerlo desde el respeto por la vida.

En un mundo interconectado todo al final se cierra en un gran ciclo. La ciencia de la vida, los derechos humanos, la naturaleza y el amor por la vida.

3

En estos días me dijeron varias veces que la labor de los grupos ambientales es apoyar en las labores de conservación ambiental y no estar haciendo política.

Y por eso me he preguntado varias veces, para qué sirve trabajar por la conservación de la biodiversidad (la expresión de la vida), la lucha contra los efectos del cambio climático (el futuro de la vida) cuando nuestra juventud, los supuestos beneficiarios de esas acciones, están siendo masacrados día a día. Para qué construir un futuro sustentable cuando se están robando el futuro (la vida de nuestros jóvenes).

Recientemente me golpearon algunas noticias: Ver en mi línea de tiempo de Twitter un llamado a asumir las tareas del reciclaje, al lado del anuncio de la muerte de otro joven; igualmente la que anunciaba la muerte trágica de un colega biólogo amante de las serpientes y colaborador de la vida (ayudaba en la elaboración de suero antiofídico)

Cuidado. Por mi cabeza nunca ha pasado la idea de que los grandes temas ambientales deberían ser desechados o no son importantes en este momento. Por lo contrario, lo son más que nunca. Pero ellos deben estar en el contexto de nuestra realidad.

Venezuela necesita una nueva manera de pensarse y esa debe ser ambiental.

Para ello debe rescatar de los baúles del olvido que somos un país megadiverso, es decir lleno de vida y que podemos utilizar esa riqueza para ser un país donde no haya hambre ni miseria. Pero también reconocer que somos un país vulnerable y complejo que necesita respuestas frente a las realidades de la falta de agua, la contaminación, la desertización y el cambio climático. Es nuestra obligación crear los caminos hacia esa nueva Venezuela vestida de verde.

Pero también necesitamos defender nuestros derechos. Eso comienza por defender nuestra Constitución amenazada por un intento fraudulento de desconocerla y destruirla.

Sé que eso no es fácil. Ya me vilipendiaron por opinar que había que defender la Constitución. También me advirtieron que lo único responsable que podía hacer era incorporarme al debate de la Constituyente ambiental, porque ese proceso iba, opóngase quien se oponga. Eso quiere decir de manera antidemocrática.

Por favor pregúntense ¿cuál es la finalidad de modificar los artículos de la Constitución referidos a los derechos ambientales? ¿Qué significa desarrollar “…constitucionalmente, con mayor especificidad los derechos soberanos sobre la protección de nuestra biodiversidad y el desarrollo de una cultura ecológica en nuestra sociedad"? ¿Pregúntense cuáles son esos derechos soberanos?

Me parece muy poco sensato e incluso suicida hacerse el ciego, el sordo y el mudo ante esas realidades. Quién no defiende sus derechos será siempre un esclavo.

En estos días me ha tocado hablar de derrames petroleros, pero se me ha trancado en la garganta el deseo de hablar más bien de la vida y la muerte de los jóvenes en Venezuela y que sin ellos a quién puede importar la estupidez y decadencia de las instituciones que deberían estar encargadas de la protección ambiental.

Se necesitaba un artista para entender que eso era un falso dilema.

El gran humorista EDO interpretó de manera inmejorable lo que necesitaba decir y no sabía cómo hacerlo. Con su imagen nos enseñó cuál debería ser el objetivo y camino de todos los que amamos la naturaleza y la vida en Venezuela: Lograr hacer valer el grito de ¡No más derrames! ¡Luchemos por la vida!

Gracias EDO

6 comentarios:

  1. De verdad no hay mas que decir, seamos instrumentos de paz, conciencia ciudadana, y a gritos pedimos que las instituciones renazcan reconociendo su razon de existir, que no es la defensa de los intereses y el ejercicio del poder, que es temporal, y que la mayoria de Venezuela clama se cambie, con elecciones directas libres y soberanas.

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  2. Me inspira tu gran compromiso estimado Alejandro, pero cuídate mucho. la represión está desatada.

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  3. Que contradicción: los que promueven "desarrollar constitucionalmente con mayor especificidad los derechos ambientales.." son los mismos que no supieron que hacer con un Ministerio del Ambiente?

    Cómo llevar a esa señalada especificidad todos los derechos que se derivan de la compleja dinámica ambiental ? Quizás ese sea un camino para que lo que no se pueda especificar en el texto constitucional sea sencillamente inconstitucional.

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  4. Excelente reflexión, como siempre Alvaro.
    Muchas gracias por tanta sensibilidad humana, tan pacientemente y tan generosamente compartida con tod@s en tu excelente blog.
    EDO, efectivamente, tiene el don de plasmar en una imagen el sentir de millones de personas, dentro y fuera de nuestro país, en tantos países y regiones...
    Un abrazo cordial y fraterno, Izaskun Petralanda Jauregui

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  5. Con mucho dolor por el derrame petrolero que afecta también a los cayos de Los Roques,que se suma a la tragedia con la muerte de tantos jóvenes.Comparto tus comentarios.

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  6. Gracias Alejandro por compartir hoy estas profundas reflexiones en el orgullo que siento porque mi hija ha decidido iniciar una vida universitaria en ciencias biológicas en este país que nos brindo la oportunidad de rehacernos y que también como todos los paises latinoamericanos (mas o menos) sufren la destrucción de sus territorios en manos de Estados sordos ante los gritos de justicia ambiental.

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