6 jun 2010

Educadores Ambientales de Venezuela (La gente que está trabajando para hacer un mejor país) 15 – Jesús Delgado



Desde hace algunos años, la educación ambiental abandonó el enfoque conservacionista y comenzó a caminar el camino de la sostenibilidad. Para ello necesitó abrirse a nuevas perspectivas y nuevos enfoques en las relaciones entre los seres humanos y nuestro entorno.

Una de esas nuevas perspectivas llevó a realizar una amalgama entre la educación ambiental y la educación para la gestión de riesgo. Es decir a desarrollar propuestas educativas para formar a las personas y las comunidades a mitigar las vulnerabilidades producto del deterioro ambiental, a través del desarrollo de ambientes humanos más sanos y seguros.

En Venezuela uno de los pioneros de ese enfoque ha sido desde hace muchos años Jesús Delgado. Este geógrafo, investigador, profesor universitario y promotor de procesos comunitarios de gestión de riesgos, ha desarrollado un currículo impresionante generando y promoviendo reflexiones, propuestas y acciones dirigidas a entender nuestras vulnerabilidades y a promover  la conciencia de que debemos trabajar de manera organizada, cooperativa y responsable por una mayor seguridad para todos.

Por todo ello, estoy seguro que esta entrevista le resultará muy interesante para muchas personas y le abrirá, como a mí, la necesidad de trabajar mucho más en la gestión de riesgos socionaturales.

¿Puedes decir por qué eres educador ambiental?
Porque en el ejercicio de la docencia y en la larga carrera de la vida me he dedicado a observar y divulgar cómo es y cómo debería ser la interdependencia entre el Hombre y su Entorno, particularmente su expresión territorial, mostrando cómo impactamos al territorio con nuestras intervenciones y cómo esas intervenciones, hechas de manera inadecuada, se revierten en nuestro hábitat como desastres ambientales, que no naturales.
¿Cómo llegaste a convertirte en educador ambiental?
Ya desde estudiante en la escuela de geografía, un grupo de buenos estudiantes y mejores soñadores, creamos a principios de los ochenta, el “Movimiento en Defensa del Hombre y el Ambiente” (MEDHA) que devino ser un foro y una acción en la defensa de las comunidades autóctonas, de los parques nacionales, pero siempre con esa característica que le daba su nombre, de interpretar por qué se usaba un espacio geográfico de tal o cual modo. Lo demás fue estudiar educación y tener la fortuna de trabajar con gente tan valiosa y especial, que en la medida que uno se iba educando, inevitablemente terminaba educando.

¿Cuál es el proyecto más significativo en materia de educación ambiental en el cual has participado o participas? 
 Creo y ojalá no me equivoque, que el Proyecto denominado “Comunidad de Práctica. Capacitación Integral en Gestión Ambiental, Reducción de Riesgos y Ordenamiento Territorial” puede ser el más importante proyecto que haya desarrollado, particularmente porque aplica una tesis transformada en estrategia de articulación de actores en la reducción de riesgos ambientales, la “Estrategia V.I.D.E.O.” o Vinculación de la Investigación, la Docencia, la Extensión y las Organizaciones.


¿Cómo ves el estado actual de la educación ambiental en Venezuela?
Cualquier calificativo que le ponga no es el más adecuado, sin tener unos parámetros para decir que es el “estado” en Educación. Yo diría qué, cuando menos, hay un error de concepción, se sigue viendo a lo ambiental como un tema separado entre un conjunto discreto de temas de estudio, es como si todavía no estamos muy lejos del concepto decimonónico de “Naturaleza”, en donde quedaba muy claro al menos, que ésta era todo lo no creado por el Hombre. Eso es preocupante, porque se ha descuidado precisamente un hecho fundamental, y es que el Ambiente es esencialmente humano, se puede intervenir en él, es sujeto a pronóstico, a deterioro, pero todo ello porque somos conscientes de ello.
Y me temo que la Educación formal poco hace para concienciarnos de que eso que nuestros antepasados llamaban el “mundo”, integraba una dinámica de elementos físicos, de factores sociales, de acervo cultural, que termina configurándolo de una manera singular en cada época y en cada región del planeta pero, y tal vez sea eso de lo más importante, el Ambiente termina por modelarnos a nosotros como seres humanos. En resumen, la educación en Venezuela todavía está más cerca de los estudios de la naturaleza que de los estudios integrales del ambiente.

¿Qué sería lo más importante que habría que hacer para mejorar la educación ambiental en el país?
Entender que TODA la Educación es Ambiental, y a partir de ese presupuesto, sincerar nuestros programas educativos para qué, a través de las matemáticas, de la literatura, del arte, de la historia o la geografía, incluso de la Educación Física o de la química y la física, tengamos claro que nos estamos formando para interactuar con el Ambiente, en una interdependencia totalmente dinámica, cambiante, en la cual, cada una de nuestras acciones, repercute en el ambiente y genera – casi como lo plantea la Ley de Acción y Reacción – una consecuencia, proporcional a la magnitud y sentido que le demos a cada interacción. Luego, un ciudadano educado es aquel que entiende al Entorno que lo rodea, lo quiere y lo valora, porque sabe que si en él algo va mal, algo irá mal en su  vida misma.

Un comentario final
Muy pragmáticamente, la educación debe ser Glocal, tomando prestado un término usado por Manuel Castell, para afirmar que, tanto es importante comprender el planeta, ojalá en la manera dinámica que plantea Lovelock, como es importante comprender la dinámica de nuestro vecindario y de donde viene el aire que respiramos, el agua que nos tomamos, así como adonde van los desechos que producimos. Eso debe quedar  tácitamente expresado en nuestros materiales de enseñanza.

Y como siempre, Ambiente y Ética van de la mano…